Cómo conocer a DiosMuestra
Desarrollar una pasión por Dios
Recuerdo un vitral que adornaba la biblioteca de mi alma mater. Estaba situado sobre el hueco de la escalera, en el rellano del segundo piso. En letras de plomo, las palabras del vitral decían: «El conocimiento es poder».
Cada vez que subía o bajaba esa escalera, me estremecía al leer esas palabras. No me gustaban. Había algo de arrogancia en ellas. No podía negar que las palabras eran ciertas. El conocimiento es poder. Pero el ansia de poder no es una buena motivación para adquirir conocimiento. La Biblia tiene razón: «El conocimiento envanece, pero el amor edifica» (1 Co 8:1).
Incluso la búsqueda del conocimiento de Dios puede convertirse en una trampa de arrogancia. La teología puede convertirse en un juego, un juego de poder para ver quién puede mostrar la mayor erudición. Cuando es un juego de este tipo, procede de una pasión impía.
Una pasión santa es una pasión inflamada por un motivo piadoso. Perseguir el conocimiento de Dios para ampliar nuestra comprensión de Él y profundizar nuestro amor por Él es embarcarse en una búsqueda que le deleita. Jesús alentó esa búsqueda (Jn 8:31-32). Jesús relacionó el conocimiento no con el poder, sino con la libertad. Conocer la verdad es el poder más liberador del mundo. No el poder para dominar; no el poder para impresionar. Estos no son los poderes que buscamos. Pero el poder para liberar —para dar una verdadera libertad— está ligado al conocimiento de la verdad.
Todos queremos la libertad. Queremos ser libres de las cadenas que nos atan. Esa libertad viene del conocimiento de Dios. Pero la búsqueda de ese conocimiento no es casual. Jesús habló de «permanecer» en Su Palabra. La búsqueda de Dios no es un ejercicio de medio tiempo, de fin de semana. Si lo es, lo más probable es que experimentes una libertad de medio tiempo y de fin de semana. Esto requiere un poder de permanencia. La búsqueda es implacable. Tiene hambre y sed. Se apresura como el ciervo tras el arroyo de la montaña. Toma el reino por asalto, presionando con violencia para entrar.
Es una búsqueda de pasión. No puede haber indiferencia. Permanecer en la Palabra es aferrarse tenazmente. Un agarre débil no durará. El discipulado requiere un poder de permanencia. Nos inscribimos para toda la vida. No nos graduamos hasta llegar al cielo.
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Hazte eco de esta oración del apóstol Pablo: «… y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como Él en su muerte» (Flp 3:10).
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Escrituras
Acerca de este Plan
Devocional de 18 días de R. C. Sproul sobre cómo conocer a Dios. Cada devocional te invita a vivir en la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios y para la gloria de Dios.
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