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Dios Sigue HablandoMuestra

Dios Sigue Hablando

DÍA 5 DE 13

¿Cómo le dirías a un profesional que estudió por varios años en la universidad, que ha hecho maestrías, que ha trabajado honradamente, que ha sido fiel a su familia, sensible a la gente más débil y de paso ha sido una persona que sirve a su país o comunidad, y todo lo bueno que le quiera agregar, que no es una persona digna de merecer alguna cosa?

Nosotros los que tenemos menos que lo que imaginamos de alguien así, somos los primeros que salimos a exigir que nos coloquen delante de las filas cuando algo se reparte.

Una persona que ha hecho mucho por salir adelante, considera "justo" cosechar lo que ha sembrado, y es válido el anhelo; y el día que logra alcanzar alguna meta, también es válido decir: "ha valido la pena MI esfuerzo".

El esfuerzo propio no es malo; si lo ha pensado así en algún momento, recuerde que Dios mismo le dijo a Josué: esfuérzate y sé valiente, y no le dijo: - Josué yo "te sugiero esforzarte", sino "YO TE ORDENO esforzarte" (Josué 1:9, parafraseo).

El tema es cuando Dios te ha permitido llegar lejos y tu corazón se engrandece y dices: "Soy MUY FUERTE" Ya tengo TODO lo que he querido.  ¡Respete los rangos! Diría alguien así.

Y que interesante que, siendo el centurión, persona de autoridad en Roma, y con el perfil descrito al inicio de esta meditación, que le dice a Jesús, un carpintero, con pinta de revolucionario y que anda mezclado entre la gente del pueblo: NO SOY DIGNO de recibirte en mi casa.

¡Aló! Yo soy una mujer cristiana, dedicada al servicio, mujer que ora y busca justicia, trabajadora, honesta, honrada, comprometida con mis responsabilidades, buena madre, mujer de FE, etc... ¡No debe faltarme el pan diario que Dios promete! ¡Yo no debería estar pasando por lo que hoy vivo ¿Entiendes?

Pero al mismo tiempo: miro a mi alrededor, estoy tranquila en silencio, leyendo, meditando, una taza de café caliente, mis hijas duermen tranquilas, son niñas nobles, respetuosas, sanas, inteligentes, recibo muestras de respeto en mi trabajo y comunidad, puedo tomar el sol, puedo escribir, no tengo escándalos en mi casa... Y pensando en mi pasado, resulta que NO merezco nada de esto, YO no trabajé para esto y a Dios le plació darme todo esto y más.

El centurión pudiera haber dicho: tengo la autoridad para llevarte a la fuerza a mi casa y por lo que he hecho por tu gente, tienes el deber de sanar a mi siervo; sin embargo, este le dijo, no soy quién para que me visites, tienes mucho más poder que yo, basta tu palabra para que se haga lo que te pido.

Yo hoy pudiera estar muerta, literalmente, y de seguir viva, tener todo lo caótico que sembré antes de conocer a Cristo; pero el Señor decidió entrar a mi casa, no lo hizo de lejos con una palabra. Humanamente, yo era menos digna que aquel centurión, tanto que Jesús me hubiera dicho: No, hay nada que yo pueda hacer por ti... pero en lugar de eso dijo: No hay nada que TÚ puedas hacer, ni siquiera para que te esfuerces, así que, YO TE ESFORZARÉ (Isaías 41:10), iré a tu casa y te sanaré, precisamente porque NO eres digna, pero TE AMO.

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Acerca de este Plan

Dios Sigue Hablando

Tengo días de sequía, en los que llego a pensar que no logro "escuchar" a Dios; esos días el lápiz hace un silencio incómodo "para mí", sin embargo, cuando me siento a releer en calma lo que Dios me ha dicho antes en la Biblia, entiendo que Dios sigue hablando y no deja de hacerlo, es que yo me creo que siempre lo hará con mis palabras.

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