Latidos – Cuidando Nuestro CorazónMuestra

Diferentes voces. 

¿Alguna vez te han hecho una emboscada? Una emboscada es un acto sorpresivo que pone tu vida en riesgo. Todos hemos estado en una situación, y en el devocional anterior estuvimos viendo que las palabras tienen el poder de hacer espacio en nuestro corazón y definir quiénes somos. Muchas veces estas voces terminan siendo una emboscada que pone en riesgo nuestro futuro. Creo que podemos identificar algunas voces y si logramos esto, podremos proteger de una mejor forma nuestro corazón. 

Una de las voces que más escuchamos en nuestra vida es la voz de la tradición. Así siempre se hizo, así siempre se hará. Somos así, porque toda nuestra familia siempre fue así. No podrás cambiar, ni tener un futuro distinto. La voz de la tradición es en muchos casos una voz de limitación. Es un sonido que produce que tu corazón viva en una estrechez constante. Jesús tuvo que lidiar con estas voces durante su ministerio terrenal, sin embargo, Él no se sujetó a la voz de la tradición. Y creo que nosotros tenemos la capacidad de vencer sobre esas voces que intentan definirnos bajo el espejo de otros. Cuando llegamos a Jesús, Él promete darnos un nuevo inicio, y desde ahí podemos encontrar victoria sobre las voces de limitación que por años nos han definido. 

Ahora bien, no nos encontramos solo con la voz de la tradición, también lidiamos con la voz del enemigo, esta voz es aquella que hace que tu corazón habite en el constante temor y te inhibe para tomar riesgos en la fe. Es una voz conocida, y a pesar de que estemos en constante comunión con Dios, es una voz que se levanta decidida a ser escuchada. Incluso Jesús en varios momentos de su vida tuvo que lidiar con esta voz, que promete satisfacción, pero deja vacío y te sentencia a vivir en temor gran parte de tu vida. El apóstol Pablo nos advierte en Efesios 6:16 que hay flechas encendidas del enemigo que buscan hacernos caer y generar inseguridades en nuestro corazón pero a estas palabras debemos cerrarles la puerta y comprometernos a ser responsables con la salud de nuestra alma y corazón. 

No podemos dejar que nuestro corazón sea definido por la tradición, ni por satanás. Nuestro corazón debe estar en sintonía a lo que Dios dice de nosotros. 

Terminemos este devocional orando.

Señor Jesús, mi corazón te pertenece, y aún cuando muchas veces tengo que luchar contra las diferentes voces que intentan inundar mi corazón. Hoy me comprometo a escuchar tu voz. Solo Tú tienes palabras que traen vida eterna. Gracias Jesús. Amén.