Latidos – Cuidando Nuestro CorazónMuestra

Corazón en construcción. 

Los seres humanos constantemente estamos en un proceso de construcción. Y al igual que las construcciones estructurales, debemos saber escoger el material que nos construye. Dios nos diseñó con la capacidad de elegir cuál será el material que usaremos para edificar nuestra vida. Ahora, si somos honestos, gran parte del fundamento de nuestra construcción, lo determinan las voces que dejamos entrar en nosotros.  Todos hemos sido heridos, sostenidos, derribados o fortalecidos por la palabra de alguien. De ahí que surge una necesidad muy importante de los versos de Proverbios 4:20-21 (LBLA): Hijo mío, presta atención a mis palabras, inclina tu oído a mis razones; que no se aparten de tus ojos, guárdalas en medio de tu corazón. La verdad que se desprende de esta premisa es que las palabras tienen poder y pueden hacer espacio en lo profundo de tu corazón y como vimos en el primer devocional, el estado de nuestro corazón determina el rumbo de nuestro futuro, por lo tanto, debemos entender que aquello que recibimos de otros, tiene un impacto potente en nosotros. 

Piensa en esto: Lo que nos han dicho, ha posibilitado el desarrollo o el estancamiento en nuestras vidas. Si te rodeas de expresiones que atentan contra tu propósito o llamado en Cristo Jesús, lo más probable es que ese llamado se estanque y detenga. Si te rodeas de expresiones que alienten, motiven y fortalezcan tu llamado, propósito e identidad, lo más probable es que cada día te extiendas de forma positiva al cumplimiento de tu llamado. Es por esta razón, que surge una necesidad de filtrar aquello que entra a nuestro corazón. 

La pregunta que debiésemos hacernos en este momento sería: ¿Cuáles son las palabras que estoy dejando entrar a mi corazón? ¿Estoy siendo edificado con aquello que escucho? ¿Cuáles son las expresiones que más utilizo en mí día a día? Mis palabras ¿sirven de ánimo para alguien? ¿Estoy edificando a los demás? 

Terminemos orando.

Señor Jesús, mi deseo es avanzar cada día en mi relación contigo, deseo pureza para mi corazón. Ayúdame a escuchar tu voz y ser definido por ella. Te necesito, tu presencia es lo que llena mi alma y corazón. Hoy decido seguir tu voz, tus palabras y quiero ser fuente de bendición para aquellos que me rodean. En Cristo Jesús, amén.