Dios Es Tu Defensor: 5 Días De Plan DevocionalMuestra
La espiral de lo justo
Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno. (Salmo 139:23-24 NVI).
Tu estilo de personalidad influye en tu viaje cuando se trata de cómo quieres que las cosas se hagan bien: tu idea de lo que es justo. La idea de lo que es justo e injusto es tan antigua como Caín y Abel, los hijos de Adán y Eva (leer Génesis 4:1-13). Sé que para mí es fácil caer en el tipo de rabieta que experimentó Caín cuando algo parece injusto. Después de que nos ocurra algo malo, a menudo viajamos por la espiral de lo justo, pasando una y otra vez por la maraña de lo justo y lo injusto. Este viaje es vertiginoso y desorientador y, sobre todo, nos impide avanzar. Es movimiento, pero del tipo que no va a ninguna parte mientras luchamos por abrirnos camino hacia la sanidad y apoyarnos en nuestro Dios defensor.
Una de las partes más difíciles de ser alguien con un profundo sentido de la justicia es que, de hecho, hay cosas que son profundamente injustas y a menudo no tienen soluciones claras y limpias. La injusticia que proviene de los amigos y la familia parece más personal que las heridas y agravios que se producen a manos de los extraños. Si un desconocido me critica de forma grosera en Internet, no me gusta cómo me han tratado, pero hay un grado de separación con el ofensor. Puede que no me guste, pero no se siente como algo personal. Pero se siente más injusto cuando viene de alguien de mi mundo cotidiano. Como el agravio tiene un peso diferente, puedo correr más riesgo de olvidar que el pecado está a la puerta, esperando para ver cómo me conduzco en el futuro.
No eres el único seguidor de Dios que se enfrenta a un juicio o situación injusta. Jesús fue acusado de todo tipo de cosas. Su reputación fue calumniada, sus motivos fueron malinterpretados. El mismo Jesús que defendió con tanto valor y dramatismo a los pobres y a los enfermos, que se negó a permitir que se aprovecharan de la gente en los atrios del templo, y que no rehuyó un debate, tampoco habló para defenderse ante Pilato. Jesús no permitió que el ego formara parte del cuadro. Cuando defendía, lo hacía por la causa de los demás. Cuando reprendía, era para defender lo mejor de Dios. Pero cuando la gente hacía afirmaciones falsas contra él, guardaba silencio.
En mi experiencia con un pleito sobre la herencia de mi hermana, aprendí a dejar mi ego a un lado por algo más valioso que «ganar». Gané tiempo con mi familia cuando más me necesitaban. Gané la paz. Y descubrí que mi ego puede verse envuelto en esta espiral de lo justo y lo injusto. ¿Y tú? ¿Por qué luchas? Con el deseo de liberarte, quiero pedirte que hagas una oración extremadamente peligrosa. Pídele a Dios que escudriñe tu corazón y tus pensamientos y que te muestre una manera justa de resolver cualquier asunto de justicia que estés enfrentando hoy (lee el Salmo 139:23-24). Puede que te cueste algo, pero el precio puede valer la bendición de saber que estás siguiendo la dirección de Dios y ser liberado de las vueltas en las que estás atrapado.
Responde
- ¿Hay alguna situación en tu vida que te parezca especialmente dolorosa e injusta porque implica una conexión personal?
- ¿Qué puedes hacer para discernir si Dios quiere que tomes una posición en un asunto o que te alejes tranquilamente?
- ¿Cómo puede la oración ayudarte a dejar de lado tu ego y darte una visión de lo que le importa a Dios?
Escrituras
Acerca de este Plan
Este plan de lectura incluye cinco devociones diarias basadas en el libro de Rosie Rivera Dios es tu defensor: Aprende a levantarte cuando la vida te ha noqueado. Este estudio explorará cómo puedes apoyarte en Dios como tu defensor en medio de las heridas de la vida y cuando luchas con los deseos de justicia y venganza.
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Nos gustaría agradecer a HarperCollins/Zondervan/Thomas Nelson por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://bit.ly/31QkiSQ