Con Los Ojos Puestos en Mi Pastor "Jesús"Muestra

“Inamovibles en Él”

Recordar la Obra Redentora y la Resurrección que Jesús ejerció en nuestro favor, nos debe llevar a ver las cosas que nos suceden como una oportunidad de crecimiento en Él, y no, como una oportunidad para amedrentarnos y salir huyendo de sus propósitos, como lo hacen los bebés llorones a los que sus caprichos no le son satisfechos. ¿Qué quiero decir con esto? Algunas personas intentan justificar su apagamiento espiritual o su alejamiento de los caminos del Señor, porque alguien los hizo sentir mal con su predicación, con una acción o con aquella ministración que en su momento ejerció. Se toman todo personal y no disciernen los tiempos ni lo que sucede a la luz de las Escrituras y del propósito por el cual Dios está permitiendo esa situación. Obviamente Dios no aprueba el maltrato y la crueldad que algunas personas pueden estar impartiendo a través de su ejercicio ministerial. Pero reitero, si lo permite con seguridad es con un buen propósito. 

Ahora bien, una cosa es la Palabra dura con que el Señor en ocasiones nos puede ministrar y vaya que habla fuerte el Señor cuando quiere. Pero otra muy distinta, son las acusaciones, la humillación y el maltrato que algunas personas pueden estar padeciendo en manos de falsos e inmaduros predicadores que oprimen, dañan y promueven la cautividad. Sin embargo, esto es algo que la verdad no debería preocuparnos, porque Dios es quien se encarga. Él trata con los suyos e incluso con aquellas personas que están intentando sacar provecho a costa de la promulgación de una fe que no viven, para dañar, robar y desviar a las personas del camino de la verdad, nadie se puede burlar de Él. (Ver Ezequiel 34). 

Lo importante es que seamos conscientes de que en ambos casos Dios usa a esa persona y esa situación para moldear nuestro carácter, para fortalecer nuestra fe y cimentarnos con madurez en sus propósitos. Dios permite que estas cosas sucedan para que crezcamos en la capacidad de perdonar, amar y ver a los demás con la misma misericordia con que Él nos ha visto a nosotros. Él lo permite para que aprendamos a depender totalmente de Él y cimentados en su sabiduría y poder enfrentemos esa experiencia que nos hará llegar a un nuevo nivel espiritual. Él lo permite para que fijemos la mirada en Jesús y permanezcamos firmes e inamovibles en Él.