La bendición de lo ordinarioMuestra

Besar al Niño Jesús

Durante su segunda Navidad, mi hija más joven, Addi, desarrolló un hábito adorable. Se enamoró de un libro de dibujos que contaba la historia de la Natividad y se obsesionó con voltear la imagen central del niño Jesús en el pesebre. Con sus manitas regordetas arrastraba el libro por toda la casa abierto en esa página mostrándoselo a los miembros de la familia o llevándoselo a la cara y dándole besos.

Pero un día, mientras iba por el pasillo besuqueando al Príncipe de Paz, mi esposa le pidió soltar el libro para poder cambiarle el pañal. Molesta porque interrumpieron sus santos afectos, Addi lanzó al Niño Jesús (y a los ángeles, pastores, la mula, el camello y al menos unos dos de los reyes) en el pasillo y empezó a gritar y llorar.

La respuesta de Addi expone la lucha interna que tenemos muchos...
¿Por qué el universo no nos permite el derecho de andar con el libro de nuestras vidas abierto en la mejor parte y estar por allí, dejando que se asiente, besando al Niño Jesús? ¿Por qué se atraviesan los pañales sucios?

Pero aún la historia de Navidad misma nos muestra que la vida no es una historia infinita de besos al Niño Jesús: Durante un tiempo de opresión gubernamental, el niño Jesús se acuesta en un pesebre, rodeado por un séquito de animales, vigilado por dos padres con un matrimonio cuestionable, en una casa agitada con el gentío. Cuando el Verbo se hizo carne, Él bendijo TODA la experiencia humana, no solo los momentos buenos que sirven para cantar villancicos. María igual tuvo que lavar los platos luego de traer al Rey de Reyes al mundo.

El predicador escocés Alexander Maclaren, tiene una cita muy útil al respecto:
"Si nuestra semejanza a Dios no se muestra en las pequeñeces, ¿qué le queda por manifestar?

Porque nuestra vida está hecha de pequeñeces. Las grandes cosas son tres o cuatro en los setenta años, las pequeñas cada vez que suena el reloj".

La mayoría de las cosas "en el camino" son en realidad el camino y son el lugar en el que el Camino de Jesús es aprendido. Todos deben aprender a caminar en la senda del día a día, aún los héroes de nuestra fe...