[Grandes Versos] Siete Consejos De Un ApóstolMuestra

Mantener la fe

En mis veinte años, como atleta profesional de larga distancia, corrí maratones alrededor del mundo. Mi preocupación por estas carreras de 35 kilómetros no era empezar bien, sino terminar bien. De hecho, quería correr la última mitad de la carrera más rápido que la primera mitad.

La vida espiritual es un maratón, no arrancar rápido y Dios quiere que terminemos fuertes. A medida que Pablo se acercaba a la línea de meta de su vida, podía testificar: «He luchado la buena batalla, he terminado la carrera, he mantenido la fe». Tres declaraciones destacadas que hacen el mismo punto: terminé el rumbo que Dios me dio. Soporté fielmente hasta el final.

Curiosamente, Pablo usa el tiempo perfecto porque la línea de meta estaba cerca. Es un trato hecho. El viaje no fue fácil. Había dolor y sufrimiento, trabajo duro y esfuerzo, dificultad y peligro. De hecho, nuestras palabras agonía y agonizar provienen de las palabras griegas para luchar y pelear, como si Pablo estuviera diciendo: «He agonizado la buena agonía». Fue duro, pero aguantó. Eso es lo que Dios te ha llamado a hacer: perseverar, permanecer fiel hasta el final y terminar fuerte.

William Wilberforce ejemplificó la resistencia y terminó bien. Después de su conversión al cristianismo cuando era joven, comenzó una batalla incansable en el Parlamento británico para aprobar una legislación para poner fin al comercio de esclavos. Propuso proyectos de ley en 1789, 1791, 1792, 1794, 1796, 1798 y 1799. Todos fracasaron. Pero en 1806, diecinueve años después de comenzar su batalla, se aprobó un proyecto de ley en el Parlamento que prohibía que los barcos británicos fueran utilizados en el comercio de esclavos. Durante el resto de su vida, continuó luchando por la abolición completa de la esclavitud. En 1831, cerca del final de su vida, escribió: «Nuestro lema debe seguir siendo la perseverancia. Y, en última instancia, confío en que el Todopoderoso coronará nuestros esfuerzos con éxito». En 1833, ambas cámaras del Parlamento aprobaron la Ley de Abolición de la esclavitud. Tres días después, William Wilberforce murió. Fue enterrado en la Abadía de Westminster en reconocimiento nacional de sus cuarenta y cinco años de lucha en nombre de los esclavos africanos.

Aquí hay un hombre que podría decir, como Pablo dijo, «He luchado la buena batalla, he terminado la carrera, y he mantenido la fe».