La Felicidad Que Proviene De DiosMuestra

La Felicidad Que Produce El Entorno

Creo que todos los seres humanos anhelamos ser felices. Después de todo, ¿a quién le gusta sentirse triste? Buscamos encontrar la felicidad en muchas cosas: riquezas, bienes materiales, el amor de una pareja, los hijos, el éxito profesional, etc. ¿Pero pueden estas cosas hacernos realmente felices?

En mi caso, por poner un ejemplo, me encanta la tecnología, y si por mi fuera, compraría todos los últimos gadgets del momento, aunque a veces ni los uso como es debido. Cuando compro algo de tecnología, por ejemplo, un celular, busco comprarme el último modelo y cuando lo hago, lo hago con una sonrisa de oreja a oreja. En otras palabras, me hace feliz el haberme comprado aquello que tanto quería. Pero he encontrado que después de algunos días, esa aparente felicidad desaparece y aquello que tanto anhelaba, se convirtió en rutinario y ahora quiero algo más para volver a ser feliz.

¿Pero qué sucede cuando no puedo obtener lo que deseo? ¿Puedo ser feliz aun cuando me encuentro en carencia de algo en particular? ¿Aun en medio de muchos problemas? La Biblia nos relata la historia del apóstol Pablo y de Silas cuando se encontraban en prisión por haberle sacado un demonio a un mujer adivina.

Después de haberles azotado, los metieron en la cárcel y sus pies fuero asegurados con un cepo, que era un instrumento de madera en donde se introducían los pies de los presos y quedaban prácticamente inmóviles. 

Yo me los imagino en un lugar húmedo y oscuro, encadenados, casi inmóviles, quizás sin haber comido y probablemente adoloridos por los azotes que recibieron. Pero la Biblia relata que a la media noche, ambos se encontraban orando y cantando himnos a Dios.

¿Qué tenían estos dos hombres para que aun en medio de todo lo que estaban viviendo tuvieran el gozo de cantar?