Cómo ser prójimoMuestra
El segundo es semejante al otro
Hoy hablaremos sobre teología. Mañana nos volveremos prácticos, pero primero intentemos un breve ejercicio. Respira y haz una pausa de al menos 30 segundos para preguntar al Espíritu Santo acerca de la misión de tu vida. Muy bien, esperemos que hayas oído, sentido, o de alguna forma percibido algo. Felicitaciones, acabas de usar tu cuerpo para invitar a Dios a hablarle a tu alma.
Pero, ¡medio minuto probablemente no es suficiente para descargar la misión de tu vida! Si estás teniendo problemas de relaciones, tal vez tus pensamientos se fueron hacia allá. Si no pasas mucho tiempo con el Espíritu Santo, te podrías haber sentido incómodo. Tal vez no duermes bien. Todos sabemos que eso puede hacernos mal. Todo está conectado, ¿verdad? Tu cuerpo y tu alma.
¿Cómo aplica el principio de alma y cuerpo al ser prójimo de alguien? Haz de cuenta que eres el religioso que le preguntó a Jesús cómo heredar la vida eterna. Acabamos de preguntar al Espíritu Santo acerca de nuestra misión. Ahora, mira esta conversación parafraseada de cómo Jesús describe los dos mandamientos más importantes del Evangelio.
Nosotros: ¿Cuál es mi misión?
Jesús: Amar a Dios con todo tu cuerpo y alma, y amar a tu prójimo como a ti mismo.
Nosotros: Espera un momento Jesús. Entendí la primera parte, ¿pero quién es mi prójimo?
Jesús: No creo que hayas entendido la primera parte. La segunda es semejante a la primera. He aquí una historia de cómo ser prójimo.
Jesús puso un conector importante entre amar a Dios y amar a las personas, entre cuerpo y alma. En Mateo 22:39 y Marcos 12:31, Jesús pasa del primero al segundo mandamiento, diciéndonos que el segundo es semejante a eso. ¿Semejante a qué? Semejante al primero. El vocablo griego para semejante a viene de la palabra raíz homou, que significa junto. La palabra completa utilizada es homoios, un vocablo que Jesús utilizaba a menudo en parábolas para comparar cosas que eran extraordinariamente similares. En Sus historias, Jesús dijo que el reino de los cielos: es semejante a un tesoro escondido en un campo, es semejante a una red echada en el mar, y es semejante a una semilla de mostaza. Jesús estaba diciendo, “Estos dos mandamientos son como una familia. Van juntos como el agua y el océano, como el viento y el aire, como el cuerpo y el alma.”
Ahora, pensemos en la segunda parte de nuestra misión. Ama a tu prójimo como a ti mismo. ¿Por qué es semejante a amar a Dios con todo tu cuerpo y toda tu alma? Sabemos que van juntas porque Jesús lo dijo, pero, ¿cómo? Miremos esta historia: La mujer samaritana de Juan 4 llega al pozo con una sed física, pero Jesús vio una sed espiritual que ella había estado tratando de satisfacer con numerosos hombres. Jesús comprendió esa sed. Estuvo allí en el huerto cuando Dios la infundió en la humanidad. La sed es la forma en que Dios nos mantiene vivos. Sin sed física, nuestro cuerpo muere. Sin sed espiritual, nuestra alma muere. Como la mujer en el pozo, como Adán y Eva en el huerto, y como nosotros en el ejercicio de 30 segundos, las personas tienden a confundir la sed física y la sed espiritual. Por ello, cuando Jesús nos habló de los dos mandamientos más importantes, dijo que uno es semejante a,pero no el mismo que, el otro. De la misma manera que el cuerpo es semejante al alma. Estos dos mandamientos son diferentes pero similares, y funcionan juntos. Por eso Jesús ofreció agua fresca para la sed física y espiritual de Sus prójimos, y por eso nosotros también lo debemos hacer.
Nos esforzamos por ayudar al cuerpo y al alma. ¿Por qué? Porque Jesús ordenó y demostró que esto es cómo ser prójimo. Mañana escucharemos más del Pastor Craig, veremos una historia de la vida real, y conversaremos acerca de formas prácticas para hacer vida este primer principio.
El paso de hoy: Pasa unos minutos más en silencio con el Espíritu Santo. Permite que tu cuerpo y tu alma trabajen juntos, y pide a Él que continúe revelando tu misión.
Acerca de este Plan
¿Y si no tuviéramos que viajar lejos para acercarnos a las personas que están distanciadas de Dios? ¿Y si los cristianos fueran los mejores vecinos? ¿Cambiaría tu calle? ¿Estaría más lleno el cielo? Hace mucho tiempo, un líder religioso le preguntó a Jesús cómo entrar en el cielo. Jesús contestó con una pregunta y luego con la historia del Buen Samaritano. No es de extrañar que 2000 años después, la historia de Jesús siga explicando cómo ser un buen prójimo. Únete al Pastor Craig Groeschel y a Life.Church en una guía práctica, llena de historias, para conocer a tu prójimo y amarlo como a ti mismo. Pero no solo la leas, ¡vívela!
More