Ven a La Mesa Devocional De 7 DíasMuestra
SIN EXCLUSIONES
Incluso mientras participas de la Santa Cena con fe y esperas en el Señor que tu sanidad se manifieste, puede haber momentos en los que se cuelen pensamientos desalentadores.
Pensamientos como: «Mi condición es tan rara que es casi inaudita»; «Tal vez no esté prevista en la Biblia»; «Es un nuevo tipo de enfermedad contra la que estoy luchando»; «Tal vez lo que Jesús logró en la cruz hace más de dos mil años no la cubra»; o «Tal vez por eso la Santa Cena no me está dando resultado».
Si alguna vez has tenido dudas como estas, que tu condición podría estar de alguna manera excluida del poder sanador de Dios, tengo buenas noticias que compartir contigo:
No importa cuán rara, oscura o incluso nueva para la ciencia médica sea tu condición. No hay exclusiones de ningún tipo en la obra completada de Cristo.
Nuestro Señor Jesús no omitió nada cuando cargó con nuestras enfermedades en la cruz. Podemos estar seguros de esto porque la maldición que llevó en nuestro lugar incluye «toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley» (Deuteronomio 28:61, Gálatas 3:13 RVR1960). Esto significa que toda condición física, incluso las que no se mencionan en la Biblia o no existían en la época de Jesús, está cubierta. Cualquiera que sea la enfermedad por la que estés pasando, cualquiera que sea el nombre de la enfermedad contra la que estés luchando, Jesús la tenía en mente cuando fue a la cruz por ti.
Amigo mío, ¿me permites tomar un momento para compartir contigo un testimonio de sanidad que creo que te animará mucho? Este es un testimonio que recibimos de una hermana que fue sanada de un raro e incurable desorden autoinmune:
«En septiembre de 2013 me diagnosticaron miastenia gravis (un trastorno autoinmune crónico caracterizado por la debilidad muscular). Comenzó dándome párpados débiles y no podía abrir los ojos completamente. Esto hacía que pareciera que estaba ebria o, peor aún, drogada. Me dijeron que, en las fases avanzadas, podía perder la capacidad de caminar y, finalmente, no poder tragar.
Un oftalmólogo y dos neurocirujanos confirmaron el diagnóstico. No hay cura conocida y me dijeron que solo podían ayudar a retrasar su progresión y controlar los síntomas con medicación de por vida. Lloré y me costó confiar en la sanidad de Dios.
Sin embargo, mi marido y yo continuamos escuchando los sermones del pastor Prince en la iglesia y mientras íbamos al trabajo todos los días.
Mi marido me sentaba todas las noches para orar por la sanidad y participábamos juntos en la Santa Cena. A pesar de mis temores, encontraba un gran consuelo cada vez que participábamos de la Santa Cena.
Algunos días no tenía palabras para orar y él me animaba a repetir con él, dando gracias a Dios por el inestimable y poderoso sacrificio de Jesús en el Calvario. Reclamábamos las promesas de Dios en el Salmo 23 de que no nos faltaría nada, y de que llevaríamos una vida sana y fructífera.
En octubre de 2013, me quitaron toda la medicación dos días antes de mi cita con el neurocirujano. Para nuestra sorpresa, el neurocirujano notó que mis párpados caídos no eran tan graves. A continuación, me pidió que me pusiera de pie para poder comprobar mi fuerza muscular. Luego, con cara de perplejidad, me preguntó si efectivamente había dejado de tomar la medicación. Cuando le dije que sí, me indicó que sin medicación durante más de veinticuatro horas era imposible que mis párpados no estuvieran caídos. Así que canceló las pruebas adicionales que debían realizarse y confirmó que no había síntomas de miastenia gravis.
¡Me alegré mucho y declaré que había sido sanada por Cristo Jesús! Esa fue la última vez que necesité ver a un médico por la miastenia gravis. ¡Toda la gloria sea para Dios! Mi esposo y yo deseamos realmente agradecer al pastor Prince y a los pastores de New Creation Church por abrir nuestros ojos y oídos al maravilloso evangelio de la gracia». —Corrine, Singapur
Espero que este testimonio te haya animado y fortalecido.
De hecho, una manera poderosa para mantenerte lleno de fe mientras participas de la Santa Cena y esperas la manifestación de Dios para la sanidad en tu cuerpo es leer testimonios inspiradores como este. Mientras los lees, fíjate en como Dios consuela, anima, sana y restaura personalmente a las personas que pasan por diferentes retos de salud a través de la Santa Cena.
Escrituras
Acerca de este Plan
Ya sea que simplemente quieras gozar de una salud mejor o que estés luchando contra una grave enfermedad, Jesús ha pagado el precio por ti. No te rindas. No hay ningún diagnóstico ni afección que estén excluidos del poder sanador de la cruz. Ven libremente a la mesa que Él ya ha preparado para ti, recibe la fuerza, salud y larga vida desatando el poder de la Santa Cena.
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Nos gustaría agradecer a HarperCollins/Zondervan/Thomas Nelson por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.editorialhccp.com/r/libros-de-joseph-prince/