Cautivante: 6 Días De Estudio Para Restaurar Tu CorazónMuestra

Un odio especial

Si escuchas con atención la historia de cualquier mujer, oirás un tema recurrente: El asalto a su corazón. Puede ser obvio, como en las historias de abuso físico, verbal o sexual. O puede ser más sutil, como la indiferencia de un mundo que no se preocupa por ella, sino que la utiliza hasta agotarla. Queridas amigas, cuarenta años de abandono también dañan el corazón de una mujer. De cualquier manera, las heridas siguen llegando mucho después de que hayamos «crecido», pero todas parecen hablar del mismo mensaje. Nuestra pregunta se responde una y otra vez a lo largo de nuestra vida, el mensaje se clava en nuestro corazón como una estaca. 

¿A qué se debe el ataque sistémico, a menudo brutal, casi universal, a la feminidad? ¿De dónde viene esto? 

La guerra espiritual no es algo extraño. No está reservada para unos pocos, los líderes del mundo y de la iglesia. Pedro asume que todo cristiano está sometido a un asalto espiritual regular (1.ª de Pedro 5:8-9). Es una parte normal de la vida cristiana. Es cierto. Y es cierto para ti. 

En Juan 10:10, Jesús nos dice: "El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia" (NVI).

Demasiado a menudo, en la iglesia, solo escuchamos la segunda parte de este versículo. Pero Jesús dijo estas palabras al mismo tiempo. Para tener la vida que Jesús quiere que tengamos, tenemos que ser conscientes de que tenemos un enemigo que está ocupado tratando de robar, matar y destruir nuestras vidas y las vidas de los que conocemos y amamos. 

Hay una lucha. Hay una batalla. Y tú estás en ella. De hecho, la historia de tu vida, de la vida de toda mujer, es la historia del largo y sostenido asalto a su corazón por parte de quien sabe quién podría ser ella y la teme. También es la historia de la larga y sostenida persecución de Aquel que la conoce mejor y la ama más para cortejar y ganar su corazón para sí mismo. 

Pero tú estás bajo un asalto espiritual regular. Cuando crees que el diablo no tiene dardos de fuego volando hacia ti, cuando crees que cada cosa malvada y dañina que te sucede es tu culpa o la de Dios, terminas culpando a Dios por las cosas que el diablo está haciendo, y tu visión del corazón bueno, fiel y amoroso de Dios está muy sesgada. Puede destruir tu relación con él. Y al diablo le encanta eso. 

Para tener la vida que Dios quiere para ti, debes levantarte y tomar tu posición en Él. Hay una fiereza que Dios puso en las mujeres y es para esto. Los hombres no son nuestro enemigo. Las mujeres no son nuestro enemigo. Pero tú tienes uno. No hay razón para temerle, pero no debes cerrar los ojos, taparte los oídos y esperar a que simplemente se vaya. No lo hará. Debes resistir.