"UNO" - Reactivados, Sólo para hombresMuestra

RECONSTRUYENDO TU PUERTA DE BENDICIÓN

Por Joel Manderfield

En este tiempo donde se habla de reactivación, de reconstrucción, de levantarse de nuevo, de reinventarse, de resetearse y reprogramarse, es el tiempo oportuno de reflexionar sobre la importancia, como creyentes, de revisar nuestras bases espirituales y para esto es bueno recordar las palabras del Señor Jesús,  cuando nos afirma que Él es la puerta de entrada a la bendición y esta es la puerta que debemos reconstruir, para gozar de su guía y respaldo, para poder reactivarnos en la atmosfera de su bendición. 

Juan 10:7-11 (NVI) dice:

“Por eso volvió a decirles: «Ciertamente les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia."

La bendición de abundancia y protección fue decretada por Dios, ahora solo falta que nosotros nos apropiemos de sus promesas. ¿Cómo hemos de hacerlo?

1.Restaurando nuestra relación con Dios. Para reactivar su bendición, primero debemos restaurar y fortalecer nuestra relación con Él. Tener intimidad con Él significa conversar más con Él: orar esperando su respuesta que llega al escudriñar su Palabra y dejarnos guiar por Él, obedeciendo sus instrucciones. También es muy importante cerrar nuestros oídos a las voces de los ladrones de nuestra fe. Solo viviendo de esta forma nuestra vida será restaurada, sanada, levantada y edificada. Recordemos que restaurar es volver algo al estado original o a uno mejor que el anterior.

Meditemos: Dios quiere restaurar nuestra vida de manera integral, pero ¿estamos dispuestos a restaurar nuestra relación íntima con Él?

2.Reactivando el carácter de Cristo en nosotros. Cristo nos enseña a perseverar, a ser responsables con nuestras decisiones, que nuestro sí sea sí y que nuestro no sea no. Nos insiste en que debemos ser esforzados y valientes y que alejemos los temores y desalientos porque tenemos la promesa que Él estará con nosotros donde quiera que vayamos. En Josué 1:9 (NVI) nos dice “Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas»”.

3.Aceptando ser pastoreados por Él. Ser pastoreado es aceptar que somos sus ovejas y necesitamos ser alimentados con buenos pastos, es reconocer que debemos ser guiados y cuidados, es comprender que Dios ha puesto autoridades para cuidarnos y edificarnos, para luego, como resultado de su amor y en gratitud, nos dejemos usar por Él, para replicar su modelo de amor y pastoreo con otros. Cada vez que ayudamos a otros a reconectar con Dios, nosotros mismos nos convertimos en canal de conexión y así fortalecemos cada vez más nuestros lazos de amor y amistad con Él.  

Oremos: “Padre en el nombre de Cristo Jesús te pido que me ayudes a restaurar mi relación contigo, reconozco que en muchas ocasiones solo he pensado en mis cosas y en resolverlas a mi manera, pero hoy me arrepiento y decido caminar con más obediencia e intimidad contigo. Muéstrame cuando mis acciones muestren oportunidades de mejorar en mi carácter. Hoy acepto tu pastoreo, me arrodillo ante ti, doblego cualquier actitud de orgullo o arrogancia que me impida reconocer y horrar las autoridades delegadas por ti en mi proceso de crecimiento. Hoy inicio un nuevo nivel de relación contigo, con otros y conmigo mismo. Recibo tu bendición y declaro que hoy inicio la reactivación de mi bendición con acciones de gracias a ti, en el nombre de Cristo Jesús, amén”.