¿Cómo están tus raíces?Muestra
¡MI PADRE ES EL LABRADOR!
Ya que hoy nos encontramos en el último día de nuestro devocional, ¿te pudiste identificar con alguna de las dos plantas?
Pasando a otro tema, una de las partes más elementales de un árbol son sus raíces debido a que son las encargadas del anclaje, absorción de agua y almacenamiento de nutrientes. Además, mientras más profundas sean mayor estabilidad brindarán. En otras palabras, el crecimiento firme y fuerte de un árbol dependerá de cuán sanas estén sus raíces.
¿Recuerdas la historia del sembrador inexperto que en su propia opinión creía que sus semillas venían malogradas, pero al final resultó no ser así? Ahora quiero que recordemos brevemente una hermosa parábola de Jesús acerca de una semilla que, pese a su singular tamaño, fue comparada con el reino de Dios:
“¿Con qué podemos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después, brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas” (Marcos 4:30-32).
Esta descripción me encanta porque, ¿a quién no le gustaría después de un arduo día de trabajo encontrarse en el camino con un frondoso y bien enraizado árbol cuyas ramas puedan cubrirnos de la fuerte tempestad que se aproxima? ¡Ah, cuán acogedor resultaría! Mientras permanezcamos bajo su sombra podemos tener la plena confianza de que vamos a estar seguros.
Dicho de otro modo, nuestro Padre Celestial es el labrador por excelencia y Él sí cumple y hasta sobrepasa todos los requisitos descritos en el comienzo de este plan de lectura. Su reino es equivalente a esas raíces y que tristemente el mundo no aprecia pese a que nos ofrece alimento, consuelo y una esperanza para la vida eterna.
Amado lector, lo más importante en tu vida es precisamente lo que nadie ve, pero aquello que Dios sí conoce: la profundidad de tu vida interior, tu entrega continua, tu búsqueda en la intimidad, tus procesos y luchas y, por sobre todo, en dónde está plantado tu corazón.
Debes tener presente que habrá momentos donde el Espíritu Santo te hará saber que es tiempo de hacer una pausa para que puedas examinar en tu interior todo aquello que te mantiene distraído y de esta manera llegues a conocer a ciencia cierta cómo están tus raíces.
Habiendo dicho todo esto, te invito a que hoy tu oración sea cambiada de un “ya no puedo más” por “quiero profundizar cada día más en ti”, “me siento vacío” por “quiero sumergirme en las aguas de tu presencia”, “me siento solo” por “mi padre es el labrador”, “no sé qué hacer con mi vida” por “quiero tener mis raíces tan sólidas que no solo sostengan el tronco de mi vida sino mis ramas, flores y mis preciosos frutos porque reconozco que separado de ti, padre mío, nada puedo hacer”.
Si has llegado hasta aquí te animo a que descanses en ese Dios invisible, pero siempre presente y misericordioso, para que en su debido momento tú también puedas levantarte como ese acogedor lugar donde otros se cobijen.
Espero que este plan haya llegado a tu corazón y si tienes algún testimonio para compartirlo conmigo puedes escribirme a mi perfil en Instagram: @angie.sevillano
Acerca de este Plan
Las raíces constituyen la parte vital de un árbol no solo por servirle de sostenimiento sino también por proveerle agua y alimento. Así mismo sucede con nosotros, mientras más cimentados nos encontremos con la fuente de vida eterna, mayores probabilidades habrá de hacer nuestra la victoria. Por tanto, hoy quiero preguntarte algo muy importante: ¿Cómo están tus raíces?
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Nos gustaría agradecer a Angie Sevillano por proporcionar este plan. Para más información visite: https://www.instagram.com/angie.sevillan