Un viaje a través de Lucas y HechosMuestra

En la siguiente sección, Lucas avanza en el tiempo. Juan se convirtió en profeta y dirigía un ministerio de renovación en el río Jordán; multitudes de personas iban para ser bautizadas: pobres, ricos, recaudadores de impuestos e incluso soldados. Todas estas personas se estaban dedicando a una nueva forma de vida. Mucho tiempo atrás, Israel llegó a heredar su tierra cruzando este mismo río y Dios les dio una responsabilidad. Les pidió que le sirvieran solo a él, que amaran a su prójimo y que buscaran juntos la justicia. Sabemos por las relatos del Antiguo Testamento que fallaron en esto repetidas veces, por lo que Juan le pidió al pueblo de Israel que empezara de nuevo; que volviera a pasar por el río Jordán y salieran rededicados a su Dios. Este movimiento de renovación los preparó para lo que Dios iba a hacer después.

Fue aquí en el Jordán donde Jesús apareció listo para comenzar la obra de su Reino. Jesús fue bautizado por Juan y cuando salió de las aguas, los cielos se abrieron y una voz del cielo le dijo: "Tú eres mi hijo a quien amo, en ti me complazco". Las palabras de Dios aquí están llenas de ecos de las Escrituras hebreas. Esta primera línea es del Salmo 2, donde Dios prometió que un rey vendría y gobernaría en Jerusalén para enfrentar el mal entre las naciones. La siguiente línea es del libro del profeta Isaías y habla del Mesías, quien se convertiría en un siervo que sufriría y moriría en nombre de Israel.

Después de esto, Lucas rastrea la ascendencia de Jesús hasta David (rey de Israel), Abraham (padre de Israel), Adán (padre de la humanidad) y a Dios (el creador de todo). De este modo, Lucas nos ayuda a ver a Jesús como el Rey mesiánico que vino de Dios para renovar no solo a Israel, sino a toda la humanidad.