Un Deseo Casi Incontrolable "El Chisme"Muestra
"Escuchemos lo que hablamos"
Es fácil ver el pecado del otro. Cuando alguien cercano a nosotros peca, inmediatamente estamos listos para señalarlo; ¿por qué no hacemos el ejercicio con nosotros mismos? ¿por qué no pensamos en lo que estamos diciendo, en el cómo estamos actuando? Sería más prudente exhortarnos a nosotros mismos y empezar a cambiar lo que tan fácilmente exigimos que hagan los demás cuando notamos que fallan. Es bueno analizar cómo vemos a las demás personas, qué hablamos de ellas, cómo les hablamos, qué les decimos y cómo las tratamos. De esta forma nos conoceremos mejor; la mayoría de las veces proyectamos en los otros la perversidad de nuestro propio corazón.
Dios permite que podamos ser sensibles a lo que nosotros mismos hablamos, que cada vez que abramos nuestra boca sea para proferir bendición y no maldición; que de nuestra boca siempre broten palabras que testifiquen del carácter de Jesucristo, de Su amor, bondad y santidad.
Escuchemos lo que hablamos, y mientras lo hacemos, analicemos qué tan puras son las palabras que expresamos. Probablemente nos dará vergüenza cuando empecemos a darnos cuenta qué tan sucio puede estar nuestro corazón; sin embargo, esa vergüenza es el primer paso para empezar a usar los miembros de nuestro cuerpo como Dios desea que lo hagamos, en este caso nuestra lengua, pues somos templo de Su Espíritu Santo y nuestro deber es honrarlo.
Acerca de este Plan
Es bueno realizarnos un autoexamen frente al deseo casi incontrolable de pecar con la lengua; a veces se nos olvida que tenemos el poder del Espíritu para vencer ese deseo de adentrarnos en el chisme y la murmuración, haciéndonos daño no sólo a nosotros mismos sino también a los demás y principalmente dejando en vergüenza a quien decimos que servimos y amamos tanto: "nuestro Padre Celestial".
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/ApasionadossporJesus/