MarcosMuestra

Semana 2 - Dia 1

Lectura: Marcos  3:20–35 

DEVOCIONAL: Marcos  3:35 NBLA

«Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, ese es Mi hermano, y hermana y madre».

En la cultura grecorromana del siglo I, la familia lo era todo. La herencia familiar determinaba el estatus y los lazos familiares exigían la lealtad más fuerte, incluso, en algunos casos, más que el matrimonio. Jesús no estaba siendo despectivo ni irrespetuoso en Marcos 3:35. En cambio, usó un momento ordinario para enseñar una verdad profunda: la verdadera familia del cristiano se encuentra en la iglesia.

Que Jesús respondiera de esta manera a Su familia biológica fue radical. Jesús no desestimó los lazos familiares de ninguna manera. En cambio, amplió los miembros de una familia para incluir a todos aquellos que hicieran la voluntad de Dios. En Cristo, hemos heredado el vínculo inquebrantable de la familia con todos los que creen en Él.

Tenemos el privilegio de contarnos como miembros de una familia más grande que aquella en la que nacimos. Todas somos miembros juntos, unidos por Cristo, compartiendo un solo espíritu y amor. Luchamos por la unidad porque dentro de esta familia, nuestros lazos deben ser inquebrantables. Nuestro vínculo más fuerte debe ser la fe que compartimos en Jesús, no nuestros antecedentes, posición política, cultura o familias biológicas. En Cristo, encontramos a nuestra familia y mantenemos nuestra unidad a través de Él.

Oración

Señor, Te agradezco que en Ti tengo una unidad que sobrepasa cualquier otra cosa en la vida. Mi vínculo contigo supera todas las diferencias que tengo con otros creyentes. Ayúdame a ser una verdadera hermana para mis hermanos en la fe de todo el mundo. Amén.