Romanos: Teología Para Todos (6-11)Muestra
Un argumento común en contra de la doctrina de la predestinación es que conduce a una vida cristiana sin corazón, que no está motivada para evangelizar o amar a los no cristianos. Lamentablemente, en algunos casos esta crítica es merecida. Sin embargo, en los escritos de Pablo y en su propia vida, que se entregó de todo corazón al evangelismo y a la plantación de iglesias, vemos a un hombre que cree tanto en la predestinación como en el evangelismo apasionado.
En Romanos 9, Pablo está hablando de judíos que recibieron tal bendición e instrucción de Dios, pero no llegaron a conocer ni amar a Jesús como lo hizo él. Bajo la inspiración de Dios el Espíritu Santo, Pablo anticipa cinco preguntas que las personas en su día, y todos los días desde entonces, han hecho. El resto de Romanos 9-10 es el esfuerzo de Pablo por explicar cada una de estas preguntas en sucesión.
Pregunta # 1: Si muchos judíos no amaron a Jesús, ¿falló la Palabra de Dios (Romanos 9:6)?
Dado que el pueblo judío descendió de Abraham y disfrutó de la provisión e instrucción de Dios durante tantas generaciones, el hecho de que cuando Jesús vino, muchos judíos, aunque no todos, lo rechazaron, plantea la pregunta de si la Palabra de Dios fracasó al final.
La Palabra de Dios no ha fallado y nunca fallará. Abraham tiene tres tipos de descendencia. Uno, tiene descendientes físicos. Dos, tiene descendientes espirituales que no están relacionados biológicamente pero sí por la fe mutua en Jesucristo. Tres, tiene descendientes físicos y espirituales como el apóstol Pablo que escribe Romanos y desciende de Abraham tanto en el nacimiento como en el nuevo nacimiento.
Para responder a esta pregunta, Pablo recurre a Génesis 25. Allí leemos que el hijo de Abraham, Isaac, tuvo dos hijos, que se convierten en el centro de atención en los siguientes 12 capítulos de Génesis.
El conflicto entre los niños comenzó en el vientre mientras luchaban por la preeminencia. Con curiosidad por lo que estaba ocurriendo en su útero, Rebeca oró a Dios para que le diera una idea y él le dijo que los niños lucharían durante toda su vida. El mayor serviría al menor, y cada niño se convertiría en una nación en conflicto con la otra (Esaú se convirtió en la nación de Edom y Jacob se convirtió en la nación de Israel).
El primer hijo nacido fue Esaú, que significa “peludo”, y también fue llamado Edom, que significa “rojo”. Aparentemente, era un niño pelirrojo y peludo, tal vez como Elmo en Plaza Sésamo. El segundo hijo nacido fue Jacob, que significa “timador”, y salió del útero agarrando el talón de su hermano. A medida que los niños crecían, Esaú era el hombre alfa que cazaba, comía animales salvajes y era favorecido por su padre. Jacob era un hijo de mamá que prefería quedarse en la casa y ser adorado por su madre.
Como el primer varón nacido, Esaú tenía derecho a la primogenitura familiar, que le otorgaría una doble porción de la herencia de su padre y lo dejaría como cabeza de familia tras la muerte de su padre. También le permitió recibir una bendición especial de su padre. Un día, Esaú llegó a casa con hambre y su hermano, Jacob el timador, consiguió que Esaú cambiara su primogenitura por una comida. En este relato, el hermano menor desplazó al mayor, como había sucedido previamente en Génesis con Caín y Abel, e Isaac e Ismael.
Detrás del pecado de Esaú estaba la indiferencia acerca de la promesa del pacto de Dios de bendecir a las naciones a través de los descendientes de Abraham, una bendición que finalmente traería a Jesucristo. Esaú descartó con ligereza el pacto de Dios por el bien de una comida. En resumen, ninguno de los hijos fue particularmente santo desde sus primeros años, y ambos vivieron como lo hacen la mayoría de los hombres pecadores que no se arrepienten. Sorprendentemente, esta lucha entre dos hermanos en el útero continuó en el futuro. De hecho, muchos años después alcanzó su punto culminante cuando el rey Herodes, un descendiente de Esaú, trató de matar a Jesucristo, un descendiente de Jacob (1).
Pablo luego continúa argumentando que antes de que Jacob y Esaú nacieran y antes de que hubieran hecho algo bueno o malo, en gracia pura y predestinada, Dios eligió que el hermano menor gobernara al mayor y lo suplantara como cabeza de familia a través de quién Jesucristo nacería. Pablo cita Malaquías 1:2-3, que es una fuente de gran controversia interpretativa. Algunos comentaristas afirman que Malaquías está diciendo que Dios, sin motivo alguno, eligió amar a Jacob y odiar a su hermano Esaú. Es cierto que esto hace que Dios parezca cruel y caprichoso, como si estuviera jugando a “pato, pato, ganso”. Otros comentaristas hacen un argumento del idioma original, afirmando que la palabra odio significa literalmente “pasar por alto” o “no elegir usar”, de modo que Dios eligió obrar a través de Isaac para dar a luz a Jesús y eligió no obrar a través de Esaú.
Finalmente, al observar el contexto del versículo, otros comentaristas argumentan que Pablo cambia de hablar de la elección de Jacob sobre Esaú en Génesis a hablar de sus descendientes en términos de las naciones de Israel y Edom, que procedían de estos hombres, respectivamente. Además, argumentan que en los días de Malaquías, Edom trató pecaminosamente de destruir a Israel; por lo tanto, el odio de Dios para ellos era justificable y no caprichoso porque respondía al odio de ellos hacia su pueblo elegido.
Cualquiera que sea nuestra conclusión sobre estas opciones interpretativas, una cosa está clara: Dios elige bendecir a algunas personas y no a otras, y Dios puede elegir bendecir a algunas naciones y no a otras. Lo único que Jacob, Esaú, Israel y Edom tenían en común era el absoluto fracaso en merecer la gracia de Dios de ninguna manera. Que Dios le dé gracia a cualquiera habla de lo maravilloso que es Él para algunas personas que definitivamente no lo merecen.
Por lo tanto, la respuesta de Pablo a la primera pregunta es que, dentro del Israel físico, hay un remanente salvo por gracia, que es el Israel espiritual. Mientras que en la superficie parece que Dios había intentado redimir a Israel y fracasó, Pablo revela que Dios y Su evangelio no han fallado. Esto se debe a que mientras que Israel fue predestinado por Dios para ser bendecido como nación, solo algunos miembros de esa nación, junto con algunos miembros de otras naciones, iban a recibir la bendición de la salvación a través de la elección soberana predestinada de Dios. Sus ejemplos de Jacob y Esaú, que vinieron de la misma madre y padre, sirven como ilustraciones de que aunque ambos eran Israel físico, no eran necesariamente Israel espiritual. Aunque ambos nacieron físicamente en el linaje de Abraham, solo uno nació de nuevo en el linaje de Abraham espiritualmente. Pablo describe este Israel espiritual que se encuentra dentro del Israel físico: “Así también en el tiempo presente hay un remanente, escogido por gracia” (2).
Reflexión:
1. Al recordar cómo te convertiste en cristiano, ¿Cómo ves que Dios te estaba buscando y te eligió antes de que respondieras desde tu nuevo corazón, fortalecido por el Espíritu Santo que Dios te dio por fe?
2. Ya que Dios es soberano sobre los medios y fines de la salvación, ¿Por quién puedes orar, hablarle, comprar una Biblia e invitarlo a la iglesia para que conozca a Jesús?
Notas:
1. Mat. 1:1-2; 2:13.
2. Rom. 11: 5
Escrituras
Acerca de este Plan
Este plan de 17 días te ayudará a sumergirte en la teología de los capítulos 6-11 de Romanos donde se discuten temas como la elección, la predestinación y el libre albedrío. Estos temas complejos se abordan con explicaciones prácticas y aplicables, y reflexiones que hacen que la teología sea accesible a todos, seas un curioso por la Biblia, un nuevo creyente o un seguidor de Jesús desde hace mucho tiempo.
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Nos gustaría agradecer a Mark Driscoll por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://realfaith.com