Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra
Una vez más, como en la época de los jueces, el pueblo enfrenta a los filisteos. Pero no se levanta ningún libertador para defender al pueblo o dirigirlo. El primer versículo de esta porción nos da una clave, ahora está Samuel hablando la Palabra de Dios al pueblo.
Cuando son vencidos en una primera batalla, toman una decisión que sin darle mucho análisis claro que suena lógica. Si traemos el arca del pacto, que representaba la presencia de Dios, seguramente Dios va a pelear por nosotros, pues claro que Dios no permitiría que algo le pasara al arca. Pero si lo analizamos un poco, no es algo que honre a Dios; al contrario, baja a Dios al nivel de un amuleto. Estaban usando a Dios, no exaltando a Dios.
Cuando los filisteos se roban el arca, ellos dicen: Icabod, la gloria se fue. En realidad la gloria de Dios se había retirado mucho tiempo atrás. Los hijos del sacerdote Elí estaban corrompiendo los sacrificios y el pueblo hacía lo que bien le parecía.
Después de una larga lista de consecuencias que sufrieron los filisteos por haber robado el arca, los israelitas encontraron la victoria sobre los filisteos cuando regresaron al Señor en arrepentimiento de la mano de Samuel.
No usemos a Dios, no utilicemos a Dios como amuleto. Mejor vengamos humillados a Él, reconociéndolo como quien es, el Rey de reyes, el Santo, Santo, Santo. Cuando venimos a Él, necesitamos venir en arrepentimiento, en sumisión. Así como Dagón terminó humillado delante del arca, así vengamos a Dios rindiendo nuestra vida, no vaya a ser que perdamos la cabeza como Dagon.
Acerca de este Plan
Leamos juntos el Antiguo Testamento y sigamos conociendo y dando a conocer a Jesucristo a través de las Escrituras.
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Nos gustaría agradecer a Semilla de Mostaza por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.semillamexico.com/