[Grandes Versos] La naturaleza de nuestro DiosMuestra
Amor centrado en los demás
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
Vincent Van Gogh, el pintor, una vez comentó: «Cuanto más lo pienso, más siento que no hay nada más verdaderamente artístico que amar a la gente».
El amor verdadero es incuestionablemente hermoso. Si realmente es un arte, es una forma de arte que vale toda nuestra atención. Pero ¿qué implica este arte? ¿Qué incluye? ¿Cómo se ve? Estas preguntas son relevantes porque la palabra amor ha perdido la mayor parte de su fuerza y gran parte de su claridad.
El amor no es egocéntrico, preocupado por sí mismo o egoísta. Es infaliblemente centrado en el otro. Todo su enfoque recae en la otra persona. Dios nos dice en Filipenses 2:3–4: «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros».
El versículo 4 aclara el versículo 3. ¿Qué significa «estimar cada uno a los demás como superiores a él mismo»? Esto no significa que tengamos que considerarlos más dotados, sea cierto o no. Simplemente significa que debemos enfocarnos en ellos y no en nosotros mismos, para mirar sus intereses y no solo los nuestros.
Por ejemplo, supongamos que te encuentras con alguien que conoces en la tienda de comestibles y quieres enfocarte en esa persona. ¿Cómo puedes animarla? Puedes preguntar cómo está y ver si el problema con su hijo, sobre el cual ella te había pedido que oraras, está resuelto. Significa que probablemente harás más al escucharla que hablar. No te preocuparás por cómo te ves o si pareces inteligente o no. Todo el enfoque estará en la otra persona. Esto es extremadamente difícil para aquellos de nosotros que somos simples humanos. Hay un área profundamente oxidada de egocentrismo que corre a través de la mayoría de nuestros corazones.
Había un agricultor que colocaba un anuncio en un periódico. «Agricultor, de 38 años, quiere esposa de unos 30 años, con un tractor. Por favor, incluya la imagen del tractor». Nos reímos del granjero, pero tendemos a amar de la misma manera, estando más interesados en lo que obtenemos que en lo que damos.
Pero el amor verdadero es desinteresado y centrado en los demás. En su libro Mission Legacies (Legados de la Misión), Florence Allshorn señala: «Solía pensar que ser amable era amar a la gente. Ahora sé que no lo es. El amor es el más inmenso, desinteresado y es tan grande que nunca lo he tocado». Me siento exactamente igual: el amor es tan grande que nunca lo he tocado.
El filósofo danés Soren Kierkegaard, atrapó la esencia del amor cuando escribió en 1851: «El cristianismo no vino para desarrollar las virtudes heroicas en el individuo, sino para eliminar el egocentrismo y establecer el amor».
Enfocarse en los demás no es natural, pero es extremadamente semejante a Cristo. Toda la atención de Jesús se enfocó en los demás porque así es el amor.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Cuánto conocemos a Cristo? A veces sabemos más acerca de Jesús de Nazaret que de Cristo, el Hijo de Dios, que es eterno. En este plan basado en la carta a los filipenses, el apóstol Pablo presenta gloriosamente a Aquel que es de antes de la fundación del mundo. ¡Vamos a conocer a Cristo!
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Nos gustaría agradecer a Jeff Wells en asociación con El Centro Network por proporcionar este plan devocional. Para obtener más información, visita http://www.woodsedge.org y http://elcentronetwork.com