El proceso de hacer discípulos Muestra

Preparación 

Hay muchos métodos para propagar flores y plantas. Cada planta tiene un proceso específico para crear plantas nuevas con las mismas especificaciones a la original. Un jardinero que sigue cuidadosamente el desarrollo de una planta terminará con un arbusto genéticamente idéntico al primero.

Jesús dijo que su Padre es el Viñador, y él está muy involucrado en el proceso de hacer discípulos que se parezcan a su Hijo primogénito. Según Romanos capítulo 8, el Viñador utiliza todas las circunstancias para el bien de aquellos que fueron invitados para cumplir su propósito, que es «ser conformados a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos». El jardinero es quien se encarga de todo el proceso de propagación, de la misma manera, el Dios trino obra en nuestros corazones para que podamos recibir su palabra que creará en nosotros la esperanza de gloria, Cristo Jesús. 

Jesús caminó con sus discípulos a través de un proceso de desarrollo y maduración. El preparó sus corazones para que pudieran reconocer a su Pastor y se aseguró de que conocieran al Consolador que llegaría cuando él mismo ya no estuviera presente físicamente. Jesús también enseñó a sus discípulos a confiar en la guía del Padre —a depender del Padre para todo— tal como él lo hizo aquí en la tierra.

Cuando Jesús ascendió al cielo, sus discípulos todavía no eran una imagen exacta suya, pero cuando vino el Espíritu Santo, les recordó todo lo que Jesús les había enseñado y los empoderó para vivir de la misma manera que Jesús vivió. Fueron conformados a la imagen de Cristo conforme le permitieron renovar su entendimiento.

Tú y yo somos discipulados o entrenados por el mismo Espíritu Santo que discipuló a tantos en la semejanza de Jesús. Seguimos los pasos de Pedro, Pablo, el reverendo Billy Graham y tantos otros que han caminado por esta tierra, confiando en el Viñador.

Ahora, nos invita a hacer lo mismo. Quiere utilizar nuestras vidas como fuentes para propagar la vida de Jesús en nuestro rincón del mundo. Lo ha hecho durante tantos años y, si estamos dispuestos, lo hará de nuevo. Todo lo que tenemos que hacer es reconocer la voz del Pastor, saber que el Consolador está siempre con nosotros para guiarnos y depender del Padre para todo lo que encontremos en nuestro camino. 

Jesús nos prepara para vivir una vida que honre al Padre.