Más Cerca De ÉlMuestra

Acercándonos al Amado

Estar cerca de Jesús, quererlo y añorarlo debe poder ayudarnos a deshacernos de los obstáculos que quieren interferir en nuestra relación. Ahuyentemos el sueño, la dejadez, la apatía y todo aquello que de alguna u otra manera quiera alejarnos de nuestro Señor. Demos pasos intencionales y apresurados hacia Él como hizo la sulamita con su amado en el libro de Cantares.

En este libro se nos narra una relación hermosa entre una mujer sulamita y su amado. Las expresiones poéticas que se usan para describir el amor entre ellos son sumamente excepcionales. Entre un verso y otro, se van presentando momentos de una gran explosión de amor así como momentos de pesadumbre y tristeza. Este libro está en la Biblia como un ejemplo precioso de la relación de amor que existe entre Cristo y su iglesia.

En el capítulo 3 se nos narra un momento sublime en el que el amado se acerca a la habitación de la sulamita y la llama. Tristemente, a pesar de lo enamorada que está de él, no le abre su puerta dándole una excusa muy vanal, “He lavado mis pies, ¿cómo los he de ensuciar?” Cantares 5:3b RVR1960. Ésta no es una excusa que hoy le presentemos al Maestro pero podríamos hacer una gran lista de aquellas cosas que se convierten en nuestras excusas para no acercarnos a Él.

Cuando la sulamita se dio cuenta que su amado se había ido, salió en su búsqueda. “Abrí yo a mi amado; Pero mi amado se había ido, había ya pasado; Y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué, y no lo hallé; Lo llamé, y no me respondió.” Cantares 5:6 RVR1960. La historia no termina así porque el amor pudo más y se pudieron encontrar. Pero qué triste que no haya abierto su puerta cuando su amado se lo pidió.

Jesús es nuestro Amado, lleno de amor y de continua gracia para nosotros. Su voluntad es que nos acerquemos a Él. ¡Cuán bendecidos y privilegiados somos de poder entrar a ese espacio de cercanía e intimidad con nuestro Señor! ¡Cuánto empeño debemos poner cada día en mantenernos abrazados a su presencia! No dejemos que nada ni nadie nos prive de la incalculable bendición de estar cerca de nuestro Amado. Digamos como dijo la sulamita en un momento de gran emoción, “[...] Lo abrazo y, sin soltarlo, [...]” Cant. 3:4 NVI

Padre, agradecemos el que nos des la bendición y el privilegio de acercarnos a ti. Ayúdanos a que nunca perdamos el anhelo de estar cerca de ti y de buscarte con todo nuestro corazón.