Más Cerca De ÉlMuestra

En Todo Tiempo

Cuando estamos cerca de Jesús participamos de su luz y reflejamos su luz. En Él estamos llenos de luz y podemos alumbrar y ser luminares en el mundo. Cerca de Él, nos santificamos. “Entonces dijo a Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló.” Levítico 10:3 RVR1960

Es importante resaltar que estar cerca del Señor conlleva entrega, negación, obediencia. Estar cerca no es sólo para los buenos momentos como ocurrió en la escena de la transfiguración del Maestro. Cuánto hubieran dado Pedro, Jacobo y Juan por quedarse allí disfrutando de la belleza de aquel momento como narra el evangelio de Marcos. En otras palabras quisieron permanecer a su lado.

Ahora bien, no puede decirse lo mismo de la experiencia en el Getsemaní. Allí, en el momento que más cerca de Él necesitó Jesús que estuvieran estos mismos discípulos, la realidad es que eso no fue lo que ocurrió. Lamentablemente, sabemos que el sueño los venció y en lugar de acercarse a su dolor se distanciaron de Él.

Esto debe enseñarnos que nuestra cercanía al Señor no debe estar condicionada por el momento que vivimos sino a nuestro amor por Él. Cerca de Él siempre, en toda circunstancia, es la voluntad de Dios y su deseo para con sus hijos.

Transfiguración y Getsemaní, son dos momentos tan diferentes el uno del otro. Luz, gloria, belleza, esplendor, en el monte alto y agonía, tristeza y oscuridad en el Getsemaní. En el primero el deseo entusiasta de quedarse y disfrutar de tan extraordinario momento y en el segundo un sueño que les separó de participar de cerca la angustia del Maestro.

El eco de la pregunta que Jesús hizo a sus discípulos llega a nuestros oídos y nos estremece: “¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?” S. Mateo 26:40b RVR1960

Perdónanos Señor, porque hay ocasiones en que somos negligentes, olvidadizos y hasta inconstantes cuando se trata de acercarnos a ti. Ayúdanos a que mantengamos nuestro corazón alerta para que nada ni nadie, ni siquiera nosotros mismos, se interponga en nuestro anhelo de buscarte y acercarnos a tu santa presencia.