El amor lo hace. Experimenta una vida de amor en acciónMuestra

Ven a la fiesta

Creo que Dios no obliga a nadie. Si la gente no quiere asistir al banquete, Él no está resentido ni nada por el estilo. Él los ama a todos por igual, pero no los va a obligar. Al contrario, simplemente continúa buscando. Sigue diciendo que hay lugar para aquellos que realmente quieren ser invitados a donde Él está. En ese sentido es como cualquiera de nosotros. Creo que Dios presta atención a nuestros corazones y disfruta cuando la gente quiere acercarse a Él. Él conoce nuestra tristeza y el quebrantamiento que queremos ocultarle y envía personas a buscarnos.

Cuando aceptamos la invitación de Jesús a presentarnos a la vida, conseguimos hacer vida con Él, y Él es mucho más poderoso e importante que el presidente. O que Nicolas Cage.

También suceden otras cosas cuando aceptamos la invitación de Jesús a participar en la vida con Él. Los obstáculos que parecen insuperables no lo son. Los impedimentos que creemos que nos descalifican no lo hacen. Cuando nos presentamos para participar con Jesús en la vida superior, en primer lugar estamos participando con el mismo ser que creó la vida. Él nos pregunta suavemente cómo estamos y nos invita a ser mejores junto a Él.

Aceptar la invitación de presentarnos a la vida es pasar de las graderías al campo de juego. Es pasar de desarrollar opiniones a desarrollar opciones. Se trata de que las cosas nos importen lo suficiente no solo como para pensar en ellas sino para hacer realmente algo al respecto.

El aceptar la invitación de la vida es contagioso también. Otras personas nos observarán y empezarán a ver la vida como algo más sorprendente, más maravillosa que antes.

Jesús quiere que asistamos. Está enviando a sus siervos para que avisen a la gente que está junto a las vallas y en las bibliotecas que todos están invitados a la fiesta. También a ti te está enviando una invitación, en el amanecer, en el canto de un pájaro o en el olor del café que perezosamente sale de la cocina. El que te ha invitado es mucho más poderoso que cualquiera de los obstáculos que creemos que enfrentamos, y solo tiene un mensaje para nosotros. Se inclina, y en voz baja, nos susurra a cada uno: "Hay más lugar".