Puedes correr, pero no puedes esconderteMuestra

A veces, durante los capítulos difíciles, es fácil sentirse pasado por alto cuando hay tanto que hacer a nuestro alrededor. Podemos ver a nuestros amigos o familiares recibiendo bendiciones que hemos estado pidiendo para nosotros mismos. Podemos sentirnos abrumados en un mar de gente que intenta conseguir el mismo trabajo que hemos estado solicitando. Podemos sentirnos frustrados de que no importa lo que hagamos, las cosas no parecen estar funcionando. Anímate, Dios no te haya olvidado. No olvidó ni pasó por alto a Agar. De hecho, no la juzgó ni la castigó. En cambio, la encontró donde estaba, la rescató de la muerte en el desierto y la trajo de vuelta para que enfrentara su miedo. La vio, y ella lo conoció como "El Dios que me ve". Eso es exactamente lo que Jesús hace por nosotros. Él se encontrará contigo donde estás; no lo ha olvidado, y te VE. Sabe por lo que estás pasando y te abrirá un camino. 

Preguntas:

1. ¿Alguna vez has sentido que Dios no te ve? ¿Cuándo fue eso? Pídele al Espíritu Santo que venga a ese lugar y traiga la sanidad y la conciencia del trabajo que Él pretende hacer. 

2. Anota un momento en el que sepas que Dios te vio y se encontró contigo justo donde lo necesitabas. Recuérdale hoy a tu alma Su fidelidad.