Vivir renovado: Abrazar la identidadMuestra

Evitar la trampa de la comparación

¿Alguna vez piensas que: “Si fuera así de delgada, tendría un esposo,” o “Si fuera tan inteligente como ella, me hubieran dado el ascenso,” o bien, “por qué mis hijos no se comportan como los de ella”? Si te has sentido desanimada por no ser como alguien más, probablemente has caído en la trampa de la comparación. 

Cuando crecíamos, los muchachos me comparaban con mi hermana. Decían que yo estaba bien, pero mi hermana era “más atractiva”. Escuchar eso me derrumbaba. Me desesperaba por ser aceptada, pero era constantemente herida por el rechazo. Incluso sabía que si comía menos, aclaraba mi cabello y combinaba los atuendos perfectos, nunca podría ser como ella y nunca sería lo suficiente. 

Cierta vez estaba parada mirando las Montañas Rocosas y me sentí abrumada por lo asombrosamente hermosas y majestuosas que eran. En ese momento, Dios susurró a mi corazón que Él había creado esas montañas y también a mí. Suavemente me habló y dijo:“Tú eres aún más hermosa que las montañas". Fue difícil para mí aceptar la idea de que el mismo Creador que había formado tan inspirador paisaje me había tejido en el vientre de mi madre y me había dado las características que yo criticaba. Fue entonces cuando decidí que si Él decía que soy bella, necesitaba comenzar a creerlo. 

Muchas nos hemos convencido de que no somos lo suficiente. Sin importar lo que queramos ser, delgadas, saludables, fuertes, inteligentes, graciosas, nunca seremos lo suficiente. De hecho, solo nos estamos comparando con lo que vemos en la superficie y a veces lo que se percibe como una vida sin complicaciones, es realmente doloroso. Tal vez nos comparamos con una talla 6 pero ella sufre un trastorno alimenticio; que pensemos que alguien de la oficina lo tiene todo resuelto, pero su matrimonio se está derrumbando; que deseemos tener la familia perfecta de otra persona sin darnos cuenta de que están sufriendo depresión. La verdad es que nadie es perfecto.

Tenemos que dejar de compararnos. Si Dios quisiera que fuéramos iguales, hubiera creado un molde perfecto para toda la humanidad. Por el contrario, Él nos hizo únicos a todos. Es importante entenderlo porque nuestra perspectiva sobre nosotras mismas moldea cómo interactuamos con otras personas. Afecta las decisiones que tomamos. Dirige nuestras vidas. Al compararnos abandonamos la paz, el gozo y la confianza que Dios nos da. Sin embargo, cuando mantenemos nuestros pensamientos obedientes a Cristo y alineamos nuestras mentes con lo que Dios dice en la Biblia, encontramos Su camino para nuestra vida. Y la vida que Él quiere para nosotras es plena.

Paso de acción:

Si nunca has declarado que fuiste maravillosamente creada, comienza ahora. Si te has olvidado de vivir cada día en esa verdad, comienza de nuevo. Lleva cautivo cada pensamiento negativo, tal como: “No soy lo suficientemente buena", “me gustaría parecerme a ella", o bien, “quisiera que Dios me hubiera dado eso”, y siléncialos. Eres una creación única y hermosa, una obra de arte diseñada por Dios y Él no comente errores. Fuiste creada a Su imagen. Eres preciosa. Decide creerlo.