Vivir renovado: Abrazar la identidadMuestra
Las etiquetas con que vivimos
A nadie le gusta que lo etiqueten porque las etiquetas con frecuencia se generalizan en exceso, son restrictivas y erróneas. Surgen de un conjunto de suposiciones que pueden ser muy negativas y a menudo resaltan nuestros peores defectos o errores más graves. Las etiquetas no dejan espacio para diferencias, crecimiento, ni redención. Aunque otros traten de etiquetarnos, tenemos el poder de elegir no vivir bajo esas etiquetas.
A principios de mis 20, llevaba la etiqueta de promiscua. Me sentía orgullosa de mi cuerpo y me gustaba que los muchachos se fijaran en mí. Tomé malas decisiones, porque no me veía a mí misma como alguien digna de ser amada. Estaba tan destrozada que con frecuencia me conformaba con sentirme bella y sexi por un momento, cuando lo que realmente necesitaba era pedirle a Jesús que me sanara y me hiciera sentir plena.
Luché para aceptar que era digna de ser amada incluso después de aceptar a Jesús. Como mamá primeriza, me preocupaba ser alguien que no tenía nada que ofrecerle al mundo por no haber terminado la universidad. Los sermones me animaban pero se me dificultaba llevar la verdad de Dios a mi vida. Al mirar atrás me siento muy agradecida con Dios por no haberme abandonado. Él continuó dándome la oportunidad de hacer cosas para Su reino, incluso cuando pensaba que yo no era capaz.
Todos llevamos etiquetas, ya sea porque creemos las que otros nos ponen o nos las ponemos nosotros mismos; permitimos que esas etiquetas nos limiten y nos decimos que simplemente no somos lo suficiente. Simplemente. Agregamos esta significativa palabra cuando nos describimos y permitimos que las etiquetas nos descalifiquen. Probablemente has escuchado decirlo, y tal vez tú misma lo has dicho. “Soy simplemente una estudiante de secundaria”, o bien, “Soy simplemente una adicta.”
Lo cierto es, que no eres tu edad, tu estatus laboral, tu diagnóstico, tu estado civil, tu lucha ni tu pasado. Esas etiquetas pueden describir tu situación, tu temporada o tu prueba, pero tu verdadera identidad es lo que Dios dice que eres, nada más.
Eres bella, capaz y digna. Eres criatura nueva en Cristo. No te fue dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. Eres más que vencedora en Cristo quien te fortalece. Fuiste creada con propósito para un propósito. Eres amada. Eres elegida. Tienes valor.
Paso de acción:
Piensa en las etiquetas que son contrarias a lo que Dios dice de ti en la Biblia. ¿Qué áreas de tu vida te avergüenzan? ¿Cuáles son tus mayores inseguridades? ¿Qué intentas esconder de tu pasado por temor a que alguien lo descubra? Pídele a Dios que te muestre las etiquetas que te están agobiando y que te ayude a alinear tu identidad con la verdad bíblica.
Acerca de este Plan
Con tantas voces diciéndonos quiénes debemos ser, no es de extrañar que luchemos por saber dónde ubicar nuestra identidad. Dios no quiere que nos definamos por nuestra carrera, estado civil o errores. Él quiere que su opinión sea la máxima autoridad en nuestras vidas. Este plan de seis días te ayudará a profundizar en lo que la Biblia dice sobre quién realmente eres y a abrazar tu identidad en Cristo.
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