Proverbios y promesasMuestra

Reverdezco como las hojas en primavera

En Proverbios 11:28 leemos que la persona que confía más en sus riquezas irá a la ruina. Mientras que el justo, aquel que confía plenamente en el carácter, y todo lo que Dios es, reverdecerá. Es importante tener presente que el sacrificio de Nuestro Salvador Jesucristo en la cruz fue suficiente para que hoy, a pesar de quienes somos, pudiésemos ser llamados justos, hijos de Dios. Jesús nos llama hoy a apropiarnos de la identidad que Él nos concedió. Así que, a pesar de haber estado confiando más en nuestros recursos, fuerzas, sabiduría, o en personas, Dios en su amor infinito nos está animando a confiar por sobre todas las cosas en Él y así reverdecer como hojas en primavera.

En Jeremías 17, nuevamente somos animados a confiar en Jehová, porque seremos como árbol plantado junto a aguas. Y sin importar qué temporada viva este árbol, ya sea de sequía o de lluvia, siempre dará fruto, porque no depende del agua que cae del cielo. Este árbol depende de las corrientes de agua viva en donde se encuentran sus raíces.

Esto significa que sin importar cuán mala pueda llegar a parecer una temporada en nuestras vidas, nosotros los justos no dependemos de la provisión externa, dependemos del Dios en quien estamos enraizados, quien nos alimenta. Por eso en cualquier temporada damos frutos y podemos ofrecer sombra o cobijo a quien se acerque a nosotros.

En los Salmos 1 y 4 podemos leer algunas características de alguien justo: no anda en consejo de malos, se deleita en la palabra de Dios, hace justicia, confía en el Señor, está alegre en cualquier temporada y duerme en paz. Y sabemos que, por gracia, podemos alcanzar todas y cada una de estas características, pues ya hemos sido llamados justos.

Oración

Señor Jesús, gracias porque me has llamado justo y esto solo fue posible por tu sacrificio en la cruz, hoy decido confiar más en ti, por sobre cualquier cosa o persona que me pueda brindar una falsa sensación de seguridad. Gracias porque al confiar en ti, puedo reverdecer, puedo dar fruto porque mi vida se alimenta solo de ti. En Cristo Jesús, amén