Proverbios y promesasMuestra

No cierres tus ojos a la necesidad

En la conocida historia en la que Jesús alimenta a los 5.000, vemos que la gente estaba escuchando las palabras de Jesús, y Él quería que realmente comprendieran que Él es la salvación y la vida. Así que Jesús, aun sabiendo que no había alimento suficiente para la multitud, les pide a sus discípulos que los alimenten porque, ¿sabes? Dios quiere involucrar a sus discípulos en la tarea de ganar y alimentar a una ciudad con Cristo Jesús.

Los discípulos respondieron: “mándalos a sus casas”. Todavía hay cristianos así, que cuando Dios dice: “quiero que ganes a tu ciudad”, ellos responden: “mándalos a sus casas, que cada quien te busque en sus casas.”

Jesús pidió que le trajeran lo que tenían, lo bendijo y se los entregó a los discípulos para que lo repartieran. Piensa esto, la multiplicación no sucedió cuando Jesús partió los panes, sucedió en la repartición.

Nuestra ciudad tiene hambre de Jesús. Nuestra ciudad necesita salvación, paz, provisión, milagros, necesita conocer el amor de Dios. Quiero invitarte a no cerrar los oídos al clamor y a la necesidad de otros (Prov. 21:13). Como a sus discípulos, Jesús nos sigue haciendo la misma invitación a involucrarnos siendo sus colaboradores, porque lo que Jesús ha bendecido se multiplica cuando lo repartimos.

Jesús invitó a sus discípulos a dar un paso de fe y a dar más de lo que tenían. Ellos sólo llevaban lo suficiente para sí mismos. Dar un paso de fe puede ser incómodo, incluso riesgoso, porque dar de más significa que tienes que sacrificar otra categoría en tu vida, estás tocando anhelos de tu corazón o planes personales. Y cuando sacas dinero de las categorías de “salidas a cenar, de zapatos, de viajes, o mi comodidad” para dar a Dios o a otras personas… ahí empieza a doler. Pero ¿sabes? Estos pasos de fe no sólo nos llevan a milagros, lo más importante es que nos llevan a ser más como Jesús. Por cierto, la Biblia dice que sobraron 12 canastas de pan… una por cada discípulo.

Oración

Jesús, gracias porque mi vida tiene bendición en tus manos, me has dado salvación, tu amor y tu paz. Quiero colaborar contigo, y dar el paso de fe al seguir repartiendo lo que me has dado, y de ofrendar generosamente. Ayúdame a ser sensible frente a las necesidades de otros y de mi ciudad, de poder expresar tu amor por ellos a través de mis palabras, tiempo, o recursos. En el nombre de Jesús, amén.