Proverbios y promesasMuestra

Dar empieza en el corazón

A través del libro de Proverbios hemos visto una conexión entre el justo, el generoso y el sabio. Los fariseos teniendo avaricia, eran insensatos y estaban en lo más bajo (Lc. 11:44). Para el sabio, su vida avanza hacia arriba (Pr. 15:24), el justo reparte con liberalidad (Ro. 12:8), para el generoso, su mundo se hace más grande (Pr. 11:24).

Imagina esta situación: un padre de familia que tiene que comprar nuevos útiles escolares y zapatos para sus hijos. El padre trabaja toda la quincena, al salir del trabajo ve una chamarra “biker” que siempre quiso y a pesar de que cuesta todo lo que ganó, decide comprarla. Mientras, los hijos se quedan sin las cosas que necesitan. ¿Qué dirías de un padre así?

Probablemente dirías que su decisión fue equivocada, que es injusto o que no los ama. Porque la justicia y el amor están relacionados con la forma en la que doy, y el sabio honra a Dios. La Biblia dice que donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón. Esto significa que hay una conexión entre nuestros recursos y nuestro espíritu, entre nuestros bienes, y nuestro corazón.

Cuando tú dices que amas a Dios, pero no diezmas, no estás demostrando ni poniendo en acción tu amor y honra a Dios. Cuando tú dices que quieres que tu ciudad cambie, pero no estás dispuesto a dar ofrendas para que avance el evangelio, no estás siendo justo. Se queda en una idea agradable para ti.

Cuando mi tesoro se encuentra en Dios, todo lo demás pierde valor y dar se vuelve más fácil. Cuando verdaderamente amo a las personas, puedo ver que son más valiosas que mi comodidad. Cuando amo a las personas, dar de mi tiempo y de mis recursos se vuelve más fácil.

Oración

Jesús, tú eres el tesoro de mi corazón, eres la perla de gran precio; cuando veo tu amor y sacrificio, puedo dar con liberalidad. Mi tiempo y mis recursos son tuyos, enséñame a ser sabio en administrarlos y a honrarte con lo que tengo. Que mi vida sea como perfume derramado a tus pies, tú eres siempre digno. Gracias porque al ser generoso, tú haces mi mundo cada vez más grande. En el nombre de Jesús, amén.