[Grandes versos] Fortaleza para una iglesia arrepentidaMuestra

He aquí la gloria del Señor

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

He aquí la gloria del Señor. No hay nadie como él.

Ver a Jesús convertir el agua en vino.

Ver a Jesús tocar al leproso y curarlo.

Ver a Jesús caminar sobre el agua y calmar la tormenta.

Ver a Jesús sanar a los enfermos, a los cojos y a los ciegos.

Ver a Jesús resucitar a los muertos.

Ver a Jesús, porque no hay nadie como él.

Ver a Jesús clavado en una cruz.

Ver a Jesús perdonar a quienes lo mataron.

Ver a Jesús llevar tu pecado.

Ver a Jesús resucitar de la tumba.

Ver a Jesús triunfar sobre el pecado, la muerte y Satanás.

Ver a Jesús, porque no hay nadie como él.

Ver a Jesús como el Cordero que quita el pecado del mundo.

Ver a Jesús como fiel y verdadero.

Ver a Jesús como el Alfa y la Omega.

Vea a Jesús como cabeza sobre todas las cosas.

Ver a Jesús como Rey de reyes y Señor de señores.

Ver a Jesús, porque no hay nadie como él.

Ver a Jesús en su gloria.

Contémplalo a él, mira hacia él, canta a él, ora a él y lee acerca de él. Fija tus ojos firmemente en él. Y mientras que tú lo haces, el Espíritu hará algo increíble. Te hará como Jesús. Más y más cada día, poco a poco, te volverás como Jesús. Y eso, querido amigo, no es solo tu vocación; también es tu privilegio, tu propósito y tu destino.