¡Alto! No Más PreocupacionesMuestra

Dios Es La Fuerza Mayor

Todos conocemos como se siente estar solos en la oscuridad. Si tuviste que sacar la basura por la noche o te encontraste abandonado a lado de la carretera por la noche, entonces entiendes – tu mente puede crear sombras o imágenes ocultas. Antes de que sepas, el pelo detrás del cuello empieza a parar.

Sin embargo, si prendes una lampara tus miedos se desvanecen rápidamente porque la luz expone la verdad.

En Salmos 23, David escribió sobre un tiempo donde estaba seguro de que perdería su vida. Fue una temporada cuando camino “por valles tenebrosos.” (v.4) Aun así, no tenía miedo porque él conocía El que caminaba con él tenía la habilidad de traer la luz a la situación mas oscura y cambiar su preocupación por la fe.

Cuando enfrentas dificultades preocupantes en tu vida, recurra al amor vigorosa e infinito de Dios. Cuando despiertas a la medianoche a los murmullos de las mentiras del enemigo – recuerda que Cristo venció y tú también lo harás. ¡Proclama lo que sabes que es verdad!

En esencia, David dijo: “Aunque atraviese la amenaza de muerte, no temeré porque mi Señor y Salvador están a mi lado.” Dios es la fuerza mas grande y te ama con un amor intimo y personal. Aunque la vida se haga oscura, Su luz sigue ardiendo. No hay oscuridad que pueda apagar la luz del amor de Dios. No tienes ninguna razón por preocuparte - ¡Dios está contigo!

Tu cerebro te manda señales si hay peligro en tu vida, aunque sean verdaderos o imaginables. Lo que tienes que hacer cuando ocurren estas señales de preocupación es evaluarlas y clasificarlas. Sea consiente si el peligro es una amenaza real o imaginaria. Si es imaginado, déjalo ir.  Si no hay ninguna acción que pueda tomar para aliviarlo – dirija sus pensamientos hacia otra cosa.

Puede superar las amenazas cambiando la preocupación por la confianza en que Dios esta con usted y tiene el control y que no debe tener miedo. Como David escribió en Salmos 34:3-5, “Engrandezcan al Señor conmigo; exaltemos a una su nombre. Busque al Señor, ye el me respondió; me libro de todos mis temores. Radiantes están los que a él acuden; jamás su rostro se cubre de vergüenza.”