ContraatacaMuestra
Fuimos hechos a la imagen de Dios y creados para el dominio. Dios nos bendijo con el poderoso mandamiento de ser fecundos y multiplicarnos, de llenar la tierra y de sojuzgarla. Además “tener dominio” es parte de nuestro ADN espiritual. Fuimos creados para el dominio, no para la liberación. Debido a que fallamos en ejercer dominio sobre la serpiente, nos encontramos en la necesidad de ser liberados del dominio del enemigo.
Adán y Eva fueron hubicados en el paraíso. Este hermoso lugar también tenía una serpiente. Sí, el paraíso tenía un parásito. El paraíso no es la ausencia del enemigo, es el dominio sobre él. La visión de Dios de la buena vida en la tierra no era la ausencia de batalla. La bendición es caminar en victoria y ejercer nuestro dominio. El mundo perfecto de Adán tenía una serpiente y cuando Adán desobedeció a Dios, perdió ese dominio y se lo cedió al enemigo.
Cuando Jesús, el Hijo de Dios, enfrentó al tentador en el desierto, el diablo no ocultó el hecho de que ahora la autoridad en la tierra es suya. Declaró que toda esa autoridad le ha sido entregada. Hmmm, me pregunto quién se la entregó al diablo. ¡Seguro no fue Dios! Dios dio la tierra a Sus hijos, los hijos de los hombres. Por supuesto, Dios no le dio al hombre la propiedad de la tierra porque la tierra todavía le pertenece al Señor. Dios tenía el título de propiedad de la tierra, pero le dio la responsabilidad y el dominio a los humanos. A través del pecado, nos entregamos al enemigo. Renunciamos a nuestro dominio y nos convertimos en esclavos del pecado.
O caminamos en el dominio del diablo o vivimos bajo su dominio del pecado. Debido a que perdimos nuestro dominio, necesitamos liberación. No olvides que no fuimos creados para liberación sino para dominio.
La liberación se ha convertido en nuestra necesidad porque fallamos en ejercer el dominio.
Acerca de este Plan
Tenemos aún muchas batallas por pelear, pero no para obtener la victoria; peleamos desde la victoria ya alcanzada en la cruz. Hay ciertos enemigos de quienes Dios te libra, pero hay otros enemigos sobre los cuales Dios te empodera para tener dominio sobre ellos. Liberación es lo que Dios hace en ti; dominio es lo que Él hace a través de ti.
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