ContraatacaMuestra

Después de cruzar el Río Jordán hacia la tierra prometida, Josué circuncidó los hombres de Israel. Ese es un procedimiento doloroso. Ahora, compara eso con Israel cruzando el Mar Rojo. Unos días después de ese increíble milagro de escapar a través del mar, las personas que fueron liberadas se quejaron. Eso fue doloroso de escuchar para Dios. Los ex esclavos se quejaron, pero los soldados fueron circuncidados.

Quejarse trae dolor a Dios; circuncidarse trae dolor a la carne. Dios le estaba enseñando a una nueva generación que antes de tener dominio sobre sus enemigos, primero debían conquistar su propia carne sometiéndola. Antes de que podamos someter a los cananeos, debemos someter nuestros propios deseos a la voluntad de Dios. Eso mi amigo/a es doloroso.

Eso es lo que Josué le ordenó hacer a sus hombres. Antes de que ellos se embarcaran en el campo de batalla contra el enemigo, tenían que derrotar a su enemigo interior llamado la carne. La circuncisión del prepucio eliminó el "oprobio de Egipto desde el campamento de Israel" (Josué 5:9).

• La liberación saca fuera demonios, pero la disciplina los mantiene afuera.
• La liberación es lo que Dios hace por ti; disciplina es lo que Dios hace dentro de ti.
• La disciplina es absolutamente indispensable caminando hacia el dominio.

No puedes mirar lo que miras, escuchar lo que escuchas, rodearte de quienes te rodeas sin un propósito y aún así esperar caminar en victoria. Aquellos llamados a vencer tienen algo que cortar. Algunos no han vencido a su enemigo porque su carne no ha sido cortada aún. No pueden vivir por el Salvador porque aún no han muerto a "sí mismos".

Para caminar en dominio, tenemos que cortar las quejas porque quejarse es para el diablo lo que alabar es para Dios.