La piedad: La Verdadera ReligiónMuestra

La palabra utilizada para piedad es: “eusébeia” de eu, bien, y sebomai, que significa ser devoto. Denota aquella piedad que, caracterizada por una actitud en pos de Dios, hace aquello que le es agradable a Él, y vive en la práctica de la sana doctrina. 

Las palabras traducidas como doctrina en las Escrituras se refieren a instrucción y enseñanza. La piedad implica vivir la vida cristiana conforme a las instrucciones y enseñanzas de la palabra de Dios. Esa es la idea que trasmite el apóstol a los tesalonicenses: “Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1Tesalonicenses 2:13).

La sana doctrina, o la instrucción y enseñanza de Dios, está compuesta de las palabras de vida (Juan 6:68). Y la obediencia a la sana doctrina de Dios coloca a la persona en el sendero correcto, tal como Pablo escribió: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2nd Timoteo 3:16-17).

A lo largo de la historia mucha gente ha intentado adulterar, tergiversar y ajustar la palabra de Dios a sus intereses, conveniencia e impulsos carnales, pero eso es vivir contrario a la piedad. Esa tendencia muy humana ya se observaba en el tiempo de los apóstoles, de allí la exhortación de Pablo a Timoteo. 

Como creyentes necesitamos seguir las instrucciones de Dios, tal como están reveladas en su palabra. Aquellos que siguen las instrucciones de Dios son sus hijos e hijas, quienes tienen una estrecha relación con Él y le aman. “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23).