Los tres corazonesMuestra

Los tres Corazones

INTRODUCCIÓN

Creo, firmemente, que dentro de cada persona conviven tres tipos de corazones que intentarán apropiarse de su manera de actuar y de su toma de decisiones. Respecto de esto, Jesús nos dejó una enseñanza muy clara en la historia del buen samaritano, donde, visiblemente, se muestra nuestro corazón ante la necesidad del prójimo.

Jesús se enfrenta a un religioso que no tenía las mejores intenciones de seguir a Dios y estaba buscando cómo hacer tropezar a Jesús, ya que su manera de vivir la fe lo confrontaba con su religiosidad. La pregunta fue: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” (Lucas 18:18 RVR1960). Lo traduciré como: “Jesús, ¿cómo puedo cumplir mi propósito en la vida?”. En una versión muy juvenil y particular, Jesús le contestó: “Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que vales y con todo lo que eres, porque cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo” (Lucas 10:27 TLA). A lo que el religioso le contestó que amaba a Dios desde su juventud, pero no sabia quién era su prójimo.

Uno de los grandes secretos de la vida para ser feliz es descubrir a nuestro prójimo porque, si no conoces a tu prójimo, no sabes quién es Dios. Esta segunda parte yo la traduciría como: “Mostrarás que amas a Dios con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas en la manera en que amas a los demás”. Generalmente, creemos que mostramos nuestro profundo amor a Dios cuando cantamos, oramos y hasta nos emocionamos pensando que estamos conmoviendo el corazón de Dios. Nos sentimos satisfechos de haberle demostrado nuestro amor a Dios luego de haber llorado en su presencia, pero Jesus nos enseña claramente que el verdadero amor a Dios es dar nuestra vida por los demás. La verdadera religión es dar de comer a las viudas y a los huérfanos. No hay forma de mostrar nuestro amor si no es por medio de nuestro prójimo.

Por esto, Jesús va a contarle la historia del buen Samaritano o de los tres corazones.