Vencer la frustraciónMuestra

Como un visitante no deseado

La frustración se parece a esa persona que no te cae bien, pero que por alguna extraña razón ha estado presente a lo largo de tu vida. Ese compañero de colegio con quien nunca tuviste química y que, después de años, reaparece y nuevamente sientes esa sensación incómoda. O como ese visitante no deseado que se aloja por un tiempo en tu casa y que pareciera que nunca se irá. Estoy convencido de que esas personas están puliendo nuestro carácter y seguro nosotros el de ellas.

La frustración hace algo similar, no nos gusta, pero nos visita con relativa frecuencia y está ahí para pulir nuestro carácter. Cuanto más tolerancia a ella tengamos, tanto más hábiles seremos para recuperarnos.

El verdadero problema ocurre cuando pasamos por uno de esos momentos que yo llamo "sobre mojado, llovido". A una enfermedad inesperada se suma escasez económica como sazón. Un desacuerdo en el hogar y un proyecto perdido en el trabajo que bailan de la mano. Un hijo rebelde más esa migraña que no para. Saberte capaz de algo pero no recibir la oportunidad de hacerlo o, por el contrario, recibir un enorme encargo pero sentir que no das la talla.

Golpe tras golpe, ni estás terminando de pararte y ya te tumbaron de nuevo. Job lo vivió. Algunos dicen que es una historia solamente, ficción. Otros creen que es un relato fidedigno hasta en el último detalle y hay quienes piensan que es una combinación de ambos, algo así como una película inspirada en hechos reales. Sea cual fuere la postura que elijas, hay algo innegable, Job pasó por todos los niveles de frustración posibles, desde donde lo leas.

¿No te parece que, a veces, todo pierde sentido? Lidiar con la frustración no es una carrera de 100 mts., es una prueba de resistencia, un maratón. La batalla contra la frustración no la gana el más rápido, sino aquel que aguante más.

Y en medio de esa pelea que parece no terminar nunca, cuando da la impresión de que alguien se robó la campana y que el enemigo te golpeará sin clemencia, ahí resuena la voz del único que siempre estará a tu lado, Jesús, quién no cesa de decir: "no tengas miedo, Yo estoy contigo. No desmayes, Yo soy tu Dios que te da fuerzas".

¡Ánimo, el mundo todavía no ha visto el mejor de tus golpes! ¡No te rindas! Mientras lees esto y tienes aliento, que sirva para levantarte y ponerte nuevamente en forma. 

Y como en Job y como en el dicho popular, "no hay mal que dure cien años". Aunque el sarcasmo responda "ni cuerpo que lo aguante", bien sabemos que, si aguantamos no es por la calidad de nuestro cuerpo o nuestras habilidades de pelea, sino que seguimos en pie porque poderoso es Dios para sostenernos. Esto terminará, lo que sea que te frustra en este momento, acabará y tú, como Job, podrás decir a Dios: "hasta ahora, sólo había oído de ti, pero ahora te he visto con mis propios ojos". 

¡Prepárate! La frustración volverá, como ese visitante no deseado, pero tú habrás incrementado tu capacidad y tu resistencia.

Carlos Alberto Paz
Pastor principal - Jazôn