Las preeminencias del amor ágapeMuestra
El amor es abnegado
El amor “no es egoísta”. El amor no busca lo suyo, no insiste en sus derechos. Quien ama busca siempre el bien de la persona amada y no el propio. El amor se enfoca más en comprender antes que buscar ser comprendido; actúa en forma empática. El verdadero amor no es egoísta ya que busca siempre satisfacer a los demás y su prioridad está en poner a los otros antes que a sus propios intereses.
La persona que ama no se enfoca en sus derechos en las relaciones, sino más bien en sus deberes y obligaciones. Vive con un sentido de responsabilidad por el bienestar de la persona amada, porque el amor se orienta al servicio. Ese es el enfoque de las enseñanzas del Nuevo Testamento: 1 Corintios 10:24: “Ninguno busque su propio bien, sino el del otro; Filipenses 2:4: “No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”.
El amor es desprendido: no persigue su propio interés. Con frecuencia se olvida de sí mismo en beneficio de los demás. Es desinteresado, orientado más a dar que a recibir. Por eso se expresa con gracia y liberalidad. El amor se expresa como un servicio a los demás.
Desde la abnegación el amor se expresa como un compromiso asumido en favor de los demás, sin esperar recibir nada a cambio, ni como consecuencia de los méritos de las personas. Dado su carácter abnegado se muestra también paciente con las fallas e imperfecciones de los otros.
Escrituras
Acerca de este Plan
El amor es una decisión expresada en acciones, más que un sentimiento. Es un acto deliberado e intencionado. El amor ágape llega a ser una resolución que requiere intencionalidad y convicción, como consecuencia de asumirlo como un principio de vida. Tiene que ver más con lo que se hace que con lo que se siente. 1 Corintios 13 lo presenta con un conjunto de características o cualidades que le definen.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://vidaefectiva.com/