Las preeminencias del amor ágapeMuestra

El amor ágape es paciente (sufrido) y benigno

El amor ágape perdurará mucho tiempo a pesar de las ofensas u obstáculos.

“El amor es paciente, es bondadoso”, del griego Makrothumeo. Esta es una palabra compuesta por dos vocablos: makro que significa largo y thumeo que significa ardor, pasión, enojo. Makrothumeo significa requerir largo tiempo para enojarse. Literalmente, tener largura de ánimo, tardar en responder. 

Refleja dominio propio y control de sí mismo para no reaccionar con impulsividad y de manera irreflexiva ante agravios recibidos. La paciencia se muestra como una actitud reflexiva que piensa mucho y con cuidado antes de actuar o responder emocionalmente. Conlleva la idea de una persona que por la grandeza de su espíritu se niega a tomar venganza o desquitarse a pesar de tener el poder para hacerlo.

Se usa también para indicar la capacidad de aguantar, resistir y sufrir con paciencia por el bien de la persona amada, aun a pesar de haber sido objeto de injusticias u ofensas. 

La paciencia es contraria a la impaciencia, la intolerancia y la ira impulsiva. Está más conectada con la mansedumbre y el dominio propio. La paciencia define con fidelidad la naturaleza del amor. El amor es manso y apacible. El amor no tiene prisa. Sabe esperar. La paciencia es amor en acción que se expresa con amabilidad y tolerancia. Esta verdad queda resumida en el pasaje de Efesios 4:2: “…siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor”.

Actuar con paciencia denota que la persona ha alcanzado madurez espiritual y emocional; que es capaz de poner en paréntesis las emociones para actuar con amor. 

Ahora, la paciencia no debe ser vista como simple resistencia pasiva, cual estoico, que resiste heroicamente y resignadamente. En el contexto cristiano, implica perseverar alineado a la esperanza, con una actitud optimista, aguardando el momento propicio en que las cosas están maduras para cosecharse. Esta actitud es necesaria, porque no siempre las cosas ocurren en el momento en que deseamos que ocurran. De lo contrario, seremos muy vulnerables a la frustración.