¿Cuál es el propósito de un juguete?

Es fácil olvidar nuestro propósito en la vida. ¿Te ha pasado? A mí sí, muchas veces. 

Recuerdo claramente en Toy Story 2, cuando Woody escucha que en Japón podría estar en un museo, siendo admirado por millones de personas. Aunque era un juguete y tenía un nombre en su zapato que indicaba que pertenecía a alguien, esa idea de fama y admiración empezaron a marearlo.

¡Qué importante es tener un amigo que te ayude a pensar claramente cuando la mente da vueltas!

Este vaquero había olvidado es que es un juguete, y que su misión es alegrar a un niño. En buena hora, contaba con alguien que le ayudaría a recapacitar, su amigo Buzz Lightyear:

- Woody, no eres coleccionable. Te usan solo para jugar. ¡Eres-un-ju-guete!

- Woody: - ¿Pero dime hasta cuando? Si me rompo Andy se deshace de mí, ¿qué hago entonces Buzz? ¿Eh? ¡Tú dime!

- Buzz: - Un juguete me enseñó que antes que nada la vida no tiene sentido si no eres amado por un niño. Estoy aquí para rescatar a ese juguete, pues, creo en sus palabras.

Buzz quiere tanto a Woody que por amor a él, por la amistad que tienen, está dispuesto a recordarle aquello que olvidó. 

En nuestro verso bíblico de hoy te encontraste con el hombre más sabio que existió sobre este planeta, Salomón. Él tuvo un padre muy famoso, el rey David, quien de seguro le contó sobre personas importantes en su vida, entre ellas su amigo Jonatán. Su amistad iba más allá de disfrutar buenos momentos, también incluyó protegerse en tiempos de dificultad. 

Salomón escribe varias veces sobre los amigos en su libro de Proverbios ¿por qué? Porque probablemente en su travesía por la vida, que incluía fama internacional, riquezas y un reino en ascenso, comprendió que necesitamos amigos a nuestro lado. Salomón no habla de cualquier tipo de amigo, sino de aquel con quien llegamos a ser hermanos, o como dicen en inglés brother from another mother (hermano de otra mamá), o en la versión para chicas sister from another mister que sería hermana de otro papá. 

Hay días en los que la voz de Dios la escuchas a través del consejo o llamado de atención de un buen amigo. 

¿Quién es aquella persona a quien le has dado el derecho de llamarte la atención? 

Si no tienes una respuesta, ¿a quién elegirías para ser ese amigo o amiga que, con un consejo, te ayude a enfocarte nuevamente y caminar en tu propósito?

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