Camino de BendiciónMuestra

Dios aclara nuestra visión

En estos días hemos hablado de cómo Dios abre camino en medio del desierto. En muchas ocasiones las dificultades y los problemas tienen el efecto de empañar la noción que tenemos de las bendiciones de Dios en nuestras vidas. Bendiciones que son reales y que no dependen de nosotros sino de Dios que nos las da. Cosas valiosísimas, como la salvación tan grande que poseemos en Cristo, como la morada del Espíritu Santo en nosotros y la presencia continua de Dios en nuestras vidas, parecen desvanecerse ante nuestros ojos para dar paso a un creciente sentido de soledad, de desierto y de desamparo. 

Las bendiciones de Dios no han cesado a causa de nuestras circunstancias, ni han cesado ni han cambiado, son las mismas. Así que cuando nuestro Dios abre camino de bendición para nosotros realmente está aclarando nuestra visión para que volvamos a ver el caudal de ricas bendiciones que Jesús ganó para nosotros en la cruz. El apóstol Pablo le dijo a los efesios, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.”

Oremos

Abre mis ojos, Señor. No permitas que lo que delante de mí parece ser un desierto me desvíe de la verdad de que tú me bendices. Quiero asirme a tus promesas creyendo y confesando que tú eres fiel. Déjame ver cada día las aguas de bondad y misericordia que salen de tu presencia para bendecirme. Gracias porque para los que somos tus hijos, el camino que está delante de nosotros es camino de bendición. A ti sea la gloria, amén.