Camino de BendiciónMuestra

Una fe que se eleva

En la vida enfrentamos tiempos de bonanza y tiempos de adversidad. La verdad es que no quisiéramos tener que experimentar estos últimos. Es más fácil el tiempo de risa que el tiempo de lloro. La realidad es que queramos o no, siempre habrá aflicción en el mundo como dijo nuestro Señor Jesucristo. Las palabras que siguen a esa aseveración del Señor son enormes y se elevan por encima del lloro, del dolor, de la escasez, de la enfermedad, del temor y de todas las aflicciones que se puedan experimentar. 

Jesús dijo: “Pero confiad Yo he vencido al mundo.” Ese Yo de poder, de soberanía, de autoridad es quien está con nosotros. Cuando hablo de una fe que se eleva hablo de la confianza en Dios que trasciende los malos tiempos para que los ojos puedan fijarse en el poderoso gigante que está a nuestro lado. Es la fe que llevó al profeta Habacuc, quien tenía ante sus ojos humanos un cuadro devastador de su pueblo, a tener la fe para decir: “Aunque la higuera no florezca … con todo yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación. ¡Qué certeza, qué convicción, qué fe extraordinaria! El Señor nos ayude a creer de esa manera y a decir como dijo el profeta: “Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de siervas y en mis alturas me hace andar.” Hab. 3:17-19

Oremos

Amado Padre, quiero creer. Eleva mi fe hasta las alturas para que pueda ver tu brazo extendido obrando a mi favor. Te amo y es mi deseo agradarte con una fe que te honre cada día de mi vida. En el nombre de Jesús, amén.