Quédate en casaMuestra

LA VID DE DIOS

Hoy llegamos a nuestro último devocional sobre la frase que Cristo nos quiso transmitir en las 3 historias de Lucas 15: Quédate en Casa. Concluiremos la serie con el final de la historia del hijo pródigo.

Luego de que el hijo pródigo se arrepintió, pasó a la acción. Tuvo la esperanza del perdón y aceptación, es por eso que se "levantó y fue a su padre". Y el final de la historia es emocionante. El padre a lo lejos lo vio. Ese verbo no solo significa que lo miró, sino que lo reconoció. Me imagino que el muchacho no habrá tenido la misma apariencia que tuvo al marcharse de su casa. Habrá estado totalmente desfigurado, sucio, andrajoso y descuidado. Pero a pesar de esto, su padre lo reconoció. Que haya corrido hacia él desesperadamente, nos informa que lo estaba esperando, buscando día a día ese reencuentro.

No hay lugar ni "máscara" que valga para esconderse de Dios. Al final de todo Él nos conoce, pues somos "obra de sus manos" como dice Isaías. Por lo tanto no pensemos nunca que Dios no nos perdonaría o se olvidaría de nosotros. Él es incondicional. No nos equivoquemos, a pesar de las muchas voces que pueden llegar a decir lo contrario.

El padre de la historia hizo fiesta, se regocijó y no le importó su pasado. Colocó el anillo y la mejor vestimenta en señal de bienvenida familiar. Ya no sería un extraño. Sería el hijo de siempre. Esto ilustra cómo es Dios con aquellas personas que, a diferencia de la moneda pérdida, se extraviaron sabiendo muy bien lo que dejaron atrás.

¿En qué lugar te encuentras hoy? ¿En casa? ¿O a punto de salirte por culpa de esas voces que leímos ayer? ¿Quizás lejos de ella? Piensa por un momento. El último versículo grafica que estando lejos de ese hogar que Dios nos ofrece, nos transformamos en muertos. Pero al regresar somos revividos. Hoy... ¿tienes vida o muerte?

Jesús dijo que separados de Él, nada podemos hacer. Representó esta idea con la vid y los pámpanos. La única manera en que podemos permanecer con Él es que sus palabras habiten en nuestro corazón y guardar sus Mandamientos. Pero... ¿guardar Sus Mandamientos representa ser salvos por obras? De ninguna manera, sino que es una CONSECUENCIA de AMARLO a Él. Esto era lo que confundía a los fariseos.

Pídele a Dios amarlo más cada día. A conocerlo y andar en VIDA junto a Él. Sujétate de la vid, y nunca olvides...

Quédate en Casa

Lautaro e Isaías Silva

Ilustrado por: @liocamargo

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