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VENCEDORES CON EL FRUTO DEL ESPÍRITUMuestra

VENCEDORES   CON EL FRUTO DEL ESPÍRITU

DÍA 3 DE 10

 Mi paz les doy; no se turbe su corazón 

  Segunda de Pedro 1:4 dice que somos “participantes de la naturaleza divina”. Esa naturaleza florece en nuestra vida mediante el fruto del Espíritu, guiando nuestra personalidad en la dirección de Dios y dando forma a nuestra identidad. Brotó del mismo modo en Jesús como el fruto de paz totalmente maduro a través de su vida; tanto, que literalmente pudo darnos su paz mediante el Espíritu Santo. Jesús dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. La paz con la que caminó Jesús, como su gozo, venía por medio del Espíritu Santo y estaba en su fuerza máxima incluso en tiempos de peligro.

Mateo 8:2-3 relata que un leproso se acercó a Él pidiéndole que lo sanara. La respuesta del Señor en el versículo 3 fue: “Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció”. Fue un movimiento peligroso, ya que Jesús era totalmente humano y la lepra era una enfermedad infecciosa que ponía en peligro la vida y se trasmitía por la exposición al aire. Jesús podía haber sanado al leproso con una palabra y no haber tenido que acercarse lo más mínimo a él. Pero en lugar de eso, Él escogió tocar a un hombre al que la gente evitaba como si su vida dependiera de ello; porque realmente era así. Jesús no estaba siendo un temerario, sino que estaba haciendo la voluntad de su Padre y tuvo paz para hacerlo. Ninguna otra persona tocaría a un leproso, pero Jesús no era cualquier persona. Él era y es el único que abre sus brazos a todas las personas para “hacer las obras de Dios”.

Y ahora nosotros somos sus brazos de amor en este mundo y Él hace las obras de Dios a través de nosotros. Se nos ha dado la misma paz que Él tenía mediante el Espíritu Santo: su paz, no la paz del mundo, que es una cita deslucida para concursos de belleza.

En este mundo tendremos aflicción, pero cada uno de nosotros puede conocer la paz porque el Príncipe de paz gobierna nuestros corazones por su Espíritu, cuyo fruto de paz crece a través de las cosas que Él nos ha dicho (Juan 16:33).

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Acerca de este Plan

VENCEDORES   CON EL FRUTO DEL ESPÍRITU

El fruto del Espíritu nos empodera para alzarnos por encima de las dificultades, testificar con más osadía, y personalizar su esperanza a un mundo desesperado. !Dios le ama! Reinhard Bonnke

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Nos gustaría agradecer a CfaN Christ For All Nations por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://bit.ly/2BjQ9lz