[Serie La Manifestación De Cristo En Nosotros] Parte 3Muestra

La paz de Cristo

Juan 14:27 dice: «mi paz les dejo, mi paz les doy, no se las doy como el mundo la da, no se turbe su cuerpo, su corazón, ni tenga miedo». Es muy interesante esto, mucha gente dice ¡no tengo paz! El problema es que no debemos vivir en nuestra paz, sino en «su paz». Esta paz está contenida internamente en la vida del Hijo. Cuando no la manifestamos es porque no sabemos lo que tenemos. Jesús dijo: «yo les doy mi paz, yo les voy a dejar mi paz, no como el mundo la da». Era muy común en la época en que vivió Jesús, el saludo entre los judíos y todavía en el día de hoy: Shalom. Shalom significa «la paz de Dios contigo», expresaba el deseo de que la persona tuviera paz. Cuando vas a un cementerio ves que en las lápidas de las tumbas dice: «Descanse en paz». Como si escribiendo eso le garantizara al muerto que va a tener paz, o como si la paz fuera algo que se obtiene después de que morimos.

Paz es un estado mental, emocional y físico, donde no hay ninguna clase de preocupación, no hay ningún conflicto, no existe ninguna cosa que ocasione que la persona esté preocupada. Cuando no tienes una sola preocupación y te sientes completo. La realidad es que la mayoría de las personas, sin importar en donde vivan en esta tierra o su condición cultural o económica, no disfrutan de paz. ¿Cómo se logra la paz? ¿Cómo tener paz en un mundo en el que estamos rodeados de tanta situación conflictiva? Al escuchar las noticias no hay nada que te produzca paz. Las malas noticias abundan, cada uno reclama sus propios derechos y están en conflicto social, porque reclaman sus derechos.

Jesús no nos dejó un deseo de paz, no nos dejó un Shalom. Él nos dio su paz y nosotros tenemos que aprender a vivir de la vida que nos ha dado, a vivir en paz. Esa paz no es como el mundo la da, no es algo que se produce por buenos deseos, no hay nada afuera que pueda producir esa paz. Lo que puedes encontrar afuera son deseos de que tengas paz, declaraciones de que tengas paz, pero nada te la puede otorgar fuera de Cristo.

Reflexionemos

¿Vives en su paz que es real? O tratas de vivir en tu paz que no existe.