Actitudes para cultivar y fortalecer la vida de fe Muestra

Fe es creer en lo que Dios dice en su palabra. Nuestra fe necesita estar basada en la palabra de Dios. 

La palabra de Dios es nuestra regla de fe y conducta infalible e inerrable. Cuando nuestra fe está basada en la Biblia y no en emociones, evidencias, señales, experiencias sobrenaturales, nuestra fe es inmutable, inconmovible, poderosa y sobrenatural, explosiva y expansiva. 

La fe se fortalece con el conocimiento de la palabra de Dios. La palabra de Dios activa la fe en nosotros. ¿Por qué ocurre esto? Porque las palabras de Dios son espíritu y vida (Juan 6:63). 

Por eso, el Señor Jesús dijo: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15:7). Si la palabra de Dios permanece en nosotros generará la clase de fe que puede creer y pedir por grandes cosas. Será (la palabra de Dios) un principio activo que impulsará nuestras vidas por caminos de fe.

Construir fe es como construir fuerza física

Para construir fuerza física uno precisa de un proceso gradual y continuo,en el que, con disciplina, se ejercita y va desarrollando capacidad anaeróbica, músculo y fortaleza física. 

Así es la fe, se precisa de años de comunión con Dios, de caminar con Él en obediencia, de poner el amor en práctica, de crecer en el conocimiento de su palabra para crecer y madurar en la fe. 

Algunos se impacientan en el proceso, porque aspiran resultados en el corto plazo del ejercicio de su fe e ignoran los tiempos de Dios. Abraham tuvo que mantenerse 25 años en un ejercicio de fe para recibir el hijo de la promesa, aun en contra de la evidencia de su propio cuerpo desgastado y de la esterilidad y ancianidad de su esposa. José tuvo que esperar muchos años como esclavo para ver cumplidos los sueños revelados por Dios, 13 de los cuales los pasó en prisión por acusaciones injustas. 

Para fortalecer nuestra fe, necesitamos cultivar tres actitudes importantes: (1) un estilo de vida regida por principios de la palabra de Dios, (2) una vida abundante en obras de amor, como fruto de una fe genuina, y (3) vivir sujetos en obediencia a Dios. 

¿Practicas la obediencia y el amor a Dios y a otros, y la devoción a la palabra de Dios?