¿Qué sucede si ya he caído en tentación?

¿Qué sucede si es muy tarde?

Luchaste contra la tentación con tu fuerza, y perdiste. 

Te sientes sientes culpable ante el Santo Señor del universo.

Todos nos sentimos así: “ si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad” (1 Juan 1:8).

Hacemos esto: “Si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (v. 9).

Lleva tu pecado ante tu Padre, ahora. 

Admite tu error, arrepiéntete de tu fracaso y pide Su perdón. 

Reclama Su promesa de perdonar tus errores y pecados, que la cuenta quede en cero y que no recuerde más tus errores.

El perdón de Dios, ¿significa que simplemente podemos pecar y confesar, luego seguir pecando y confesando?

No sin consecuencias.

Puedo clavar un clavo en la pared y tú puedes sacarlo, pero queda el agujero. La obediencia rechazada nunca puede ser recuperada. La recompensa por la fidelidad se pierde para siempre.

Dios perdona pero el dolor por el pecado nos seguirá doliendo al igual que a otros.

Sin embargo, podemos ser perdonados por Aquel cuyo Hijo murió por nosotros para pagar nuestra cuenta: “Dios demuestra Su amor en esto: “ en que cuando todavía éramos pecado, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

La culpa no proviene de Dios.

Nuestro Padre ama a toda Su familia. Nosotros somos Sus hijos, aunque no actuemos así.

La gracia es obtener lo que no merecemos; la misericordia es no recibir lo que merecemos.

Nuestro Padre Celestial nos ofrece ambas.

¿Necesitas abrir hoy el regalo de Su perdón?

Si es así, no esperes más. Habla con tu Padre Celestial, Él añora escuchar a Su hijo amado.

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