Dar y Perdonar Muestra
¿Quién es el más grande?
El perdón y la generosidad son dos de los retos más radicales que Jesús nos presenta. Son, a la vez, extraordinariamente espirituales y colosalmente prácticos.
Un día, los discípulos se le acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Quién obtiene el rango más alto en el reino de Dios?" A modo de respuesta, Jesús llamó a un niño pequeño y lo hizo pararse entre ellos. Luego les dijo: “Aprende esto bien: A menos que cambies drásticamente tu forma de pensar, seas enseñable y aprendas sobre el reino del cielo con el asombro de los ojos de un niño, ni siquiera vas a echar un vistazo al reino, y mucho menos entrar. Así que cualquiera que se sienta pequeño como este niño es el más grande en el reino de los cielos (Mi paráfrasis de Mt 18:1-4).
El evangelio de Jesucristo es una invitación radical a ir más allá de nuestras visiones del mundo e incluso a salir de nuestro egocentrismo con el fin de perdonar a quienes nos han herido, pues perdonar es un acto liberador y a la vez es un obsequio. Si el amor real no es un premio sino un regalo y Jesús lo personifica, perdonar debe ser por lo tanto un acto de gracia que otorgamos por amor, al dejar libre al cautivo.
En la lógica de Dios es impensable perdonar al ofensor después de hacerle pagar por sus faltas. Decides perdonar y no cobrar, o pagar con la misma moneda. Si optas por la segunda opción simplemente no has perdonado. A un hombre que cumplió su condena, después de diez años en la cárcel, nadie puede decirle: “Estás perdonado”, simplemente porque aquel hombre ya pagó su deuda. Perdonar es decir “NO” a la venganza, “NO” a ser verdugo del que ha fallado. Al final Dios siempre te dará una salida pero tú vas a tener que tomar una decisión.
En términos de generosidad o la bendición de dar, Jesús nos invita a hacer nuestra parte para proteger y liberar a los hijos de Dios más vulnerables. Al hacerlo, también es importante recordar que algunos de los hijos de Dios más vulnerables son adultos y al hacer algo por ellos lo estamos haciendo por Jesús mismo.
En la parábola del buen samaritano, entre líneas podemos deducir que el pensamiento del Sacerdote y el Levita frente a la condición del hombre víctima de los asaltantes del camino fue: Si me detengo a ayudar a este hombre, ¿Qué me va a pasar a mí? Lo sorprendente es descubrir que el samaritano fue movido a compasión y al ver la situación del pobre hombre moribundo invirtió la pregunta: Si no me detengo a ayudar a este hombre, ¿Qué pasará con él?“.
Sin duda alguna la humanidad seguirá avanzando en tiempos de pandemias y post pandemias gracias no solo a los poderosos empujones de grandes hombres, sino también a los modestos impulsos de personas responsables que por compasión han decidido detenerse, observar y hacerse la misma pregunta del buen samaritano: ¿Si no ayudo a quien tiene necesidad, qué pasará con esa persona?
Quiero darte las gracias querido (a) amigo (a) por completar este plan devocional. En ConociendoaDios.net oramos por ti, y nuestro deseo de corazón es que haya sido de bendición para tu vida.
Con amor en cristo,
Pr. Juan Carlos Calle / Conectar.conociendoaDios.net
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Acerca de este Plan
La generosidad y el perdón son dos de las invitaciones más radicales que hiciera Jesús a sus seguidores. En la economía de Dios la generosidad marca el palpitar de su corazón, hasta el punto que Jesucristo es el mayor ejemplo de generosidad. El Rey de Reyes y Señor de Señores, el Soberano del Universo y de la creación decidió hacerse pobre, para que tú y yo fuéramos enriquecidos espiritualmente.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://conectar.conociendoadios.net