Deléitate con la comida más rica

La declaración de independencia de los Estados Unidos establece: "Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que están dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad".

Como habitantes del reino de Dios, la vida y la libertad son puntos centrales de nuestra fe en Jesucristo. Pero para aquellos que residen en Estados Unidos o más allá, ¿cuánto impulsa este "derecho inalienable" a encontrar en la felicidad el ritmo de nuestras vidas?

En la búsqueda de la felicidad, es fácil ser consumido o distraído por cosas pasajeras que realmente nunca satisfacen. Trabajamos tiempo extra para ganar más dinero. Pasamos horas y horas en internet y viendo televisión. Compramos ciertos productos por un estatus más favorable con amigos y publicamos cosas en redes sociales para afirmación personal. Se convierte en un ciclo continuo. 

Los estadounidenses trabajan más horas que la mayoría de los trabajadores de otros países desarrollados. También se sabe que los estadounidenses consumen mucho más recursos naturales y viven en formas menos sustentables que los de otros países grandes. Una fuerte ética laboral y disfrutar las cosas bellas de la vida no son ciertamente malas en sí mismas. Aún así, ser impulsados por ellas puede llevar a consecuencias dañinas. ¿Y alguna vez nos satisfarán o nos harán felices realmente?

Dios hoy nos hace una gran invitación:

"¡Vengan a las aguas 

todos los que tengan sed! 

¡Vengan a comprar y a comer

los que no tengan dinero!

Vengan, compren vino y leche

sin pago alguno.

¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan,

y su salario en lo que no satisface?

Escúchenme bien, y comerán lo que es bueno,

y se deleitarán con manjares deliciosos."

— Isaías 55:1–2, NVI

El profeta Isaías proclama la invitación de Dios a todos los que tienen sed de las cosas que solo Él puede proveer. Somos invitados a disfrutar de Jesús como el agua viva, Su consuelo y sustento. Podemos experimentar el regalo de la salvación, la gracia, el gozo y la paz, ¡todo esto gratis! Jesús pagó el precio final con Su muerte en la cruz. No necesitamos gastar nuestro trabajo y finanzas en las atracciones del mundo, porque nunca traerán verdadera felicidad y auténtica satisfacción.

Dios nos llama a escucharlo atentamente para escuchar lo que dice y aplicarlo en nuestras vidas. Nos invita a comer lo que es verdaderamente bueno, todo lo que es verdadero, noble, puro, que proviene de Su Palabra viva. Entonces y solo entonces nuestras almas se deleitarán en la abundancia de quién es Dios y lo que Él provee.

¿Qué prioridad es buscar a Jesús y a Su reino? ¡Él quiere ser tu fuente de satisfacción y provisión! (Ver Mateo 6:33.)

¿Cuánta hambre y sed de Su justicia tienes? ¡Él te saciará! (Ver Mateo 5:6.)

¿Cuán sediento o necesitado estás de Dios hoy? ¿Te encuentras distraído por las prioridades de este mundo y buscando felicidad pasajera, o estás desesperado por más de Él? 

El alma del rey David clamó a Dios en el Salmo 63:1. 

Que tengamos esa misma hambre profunda y anhelo por Dios. Que nos alimentemos de la verdad y la bondad de Su Palabra. Y que nos permitamos deleitarnos en la plenitud de quién es solo Él. 

Petición de oración:

· Ora para que hoy la gente reavive su pasión por el hambre y la sed de Dios y lo siga a Él y a Sus caminos.

· Ora para que la juventud de hoy (re)descubra quién es Jesús y por qué el evangelio es importante, e influya en otros para que conozcan a Jesús por sí mismos.