Aprendiendo a manejar las ofensasMuestra
¿Cómo respondemos a las ofensas?
La forma como respondemos a las ofensas afecta nuestro desempeño, relacionamiento con otros y el clima emocional con que vivimos. Algunos responden guardando (escondiendo) la ofensa, construyendo muros que aíslan al ofensor, y eventualmente pueden marcar una tendencia en la forma de relacionarse con otros, debido a la desconfianza, inseguridad y predisposición a evitar el contacto que genera esta actitud de aislamiento.
Los muros protectores pueden convertirse en fortalezas que aprisionan
Al leer 2 Corintios 10:4-5 uno puede concluir lo peligroso que es para la vida espiritual, construir este tipo de “muros de protección”. Estos muros se basan en patrones de pensamiento rígidos, que pueden convertirse en fortalezas inexpugnables, reforzadas por las experiencias negativas, rechazos, desaires e injusticias recibidas, y que pueden contribuir a crear un tipo de “mentalidad de ofendido”, que mantiene activa la ofensa y, en consecuencia, el resentimiento y el enojo.
Estos muros son fáciles de levantar, pero difíciles de demoler una vez que se han erigido. Y mientras más tiempo se viva detrás de esos muros, más difícil será demolerlos. Por eso si has ofendido a otro, busca reconciliarte tan pronto como puedas. ¿Eres tú el ofendido? Procura pasar por alto la transgresión o sigue el procedimiento ordenado en la palabra de Dios para resolverlo (Mateo 18:15-20.
En esta situación el tiempo juego un papel importante en resolver favorablemente la ofensa. La ofensa no es una justificación para ser lentos en perdonar a quienes nos han ofendido. Tampoco es justificación para abandonar a quienes están heridos. En este sentido es sabio el consejo de Proverbios 19:11: La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.
¿Has levantado “muros de protección” alrededor de alguna ofensa recibida?
¿Llevas mucho tiempo detrás de algún muro de protección?
Escrituras
Acerca de este Plan
La ofensa tiene el potencial de producir heridas, desilusiones, dolor y enojo en nuestras vidas, lo que puede hacer que levantemos muros dentro de los cuales meternos y aislarnos. Todo esto puede dar lugar a resentimientos. Las piedras con que se construyen esos muros, en muchos casos, son el malhumor, la indignación, la irascibilidad, la desconfianza, el pesimismo, el retraimiento, la victimización.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/